We love Homin~

martes, 19 de marzo de 2013

El ladrón de la Boda





Esta novela no me pertenece, solo tomé su historia y simplemente la adapté para que se acoplara a YunHo y a Changmin. 
Adaptación del libro "El ladrón de la boda", de Derek Adams

Traducción del libro al español: Idahoffman
Corrección: Zamorita28
Edición y formato:Gaby

En fin, disfruten de esta interesante novela homoerótica~


Sinopsis:
Changmin siente el corazón roto ante la idea de ver a su manipuladora hermana casada con el hombre que ama. Él siempre ha admirado a Yunho desde la distancia, pero a medida que se van conociendo, se forma un fuerte lazo entre ellos. Después de la despedida de soltero del mayor, los dos hombres están solos en la orilla de un lago iluminado por la luna y los sentimientos entre ellos ya no pueden ser ignorados. ¿Será un momento de pasión, seguida de toda una vida de arrepentimiento, o Changmin logrará arrebatar el premio de las manos de su hermana para poder disfrutar de una vida de felicidad?



El ladrón de la Boda [HoMin]

-¡ChangMin!- La áspera voz de mi hermana cortó el agradable ensueño que estaba disfrutando, haciéndolo polvo -¿No hay algún otro sitio donde debas estar? Preferiblemente en algún lugar lejos de aquí.

Miré alrededor de la sala de estar. Mi hermana estaba al acecho en un sillón cerca de la chimenea, sentada sobre un pie, el otro lo arrastraba muy lentamente sobre la alfombra. Era obvio que no estaba de buen humor. Tiffany nunca me había gustado, por lo que su chiste sobre que me perdiera no fue una gran sorpresa. Sin embargo, a fin de cuentas, no podía comprender la causa de su mal humor. En menos de una semana, iba a casarse con el soltero más codiciado de Seoul. A mi modo de ver, la perra tonta debería haber estado dando volteretas en el jardín delantero, pero por alguna extraña razón, ella no parecía estar disfrutando de su buena fortuna. Créanme, yo nunca hubiera cometido el mismo error.

-Acabo de regresar de algún lugar, Tiffany. He estado corriendo.

-Oh, bueno, entonces, ve a tomar una ducha y aséate. Te ves terrible, todo sudoroso y repugnante. Y apestas.

-No hay nada de repugnante acerca del sudor limpio, bueno, ¿no es cierto, Min? -Reconocí la voz de YunHo y mi corazón comenzó a latir un poco más rápido. Oí sus pasos al cruzar el hall de entrada, entonces él estaba de pie, justo detrás de mí. Cuando sus manos grandes me tocaron los hombros, podía sentir la sangre corriendo por mis mejillas. Me froto la espalda brevemente, y luego me golpeó juguetonamente en el culo. Pude haber muerto en ese mismo momento, siendo un hombre feliz.

-Yo... yo estaba en el parque, corriendo. Un hombre... un hombre tiene que mantenerse en forma- tartamudeé, deseando como el infierno que YunHo me tocara de nuevo. No hubo suerte. Tiffany saltó de la silla como si alguien le hubiera pinchado el culo con un palo afilado y chilló a través de la habitación como un maldito gato en celo. Ella se acercó al lado de YunHo y sonrió de repente, toda dulce y con ligereza. Era tan increíblemente falsa que en realidad no podía creer cómo YunHo cayó en su mierda. Por otra parte, él le había pedido que se casara con él. Pobre bastardo sufrido.

YunHo le dio un beso en la frente antes de volver su atención hacia mí. Tiffany seguía sonriendo, pero el esfuerzo de mantener la fachada era evidente. Sus ojos se encontraron con los míos y pude sentir su malevolencia escupiendo en mi camino como ácido de batería.

YunHo era ajeno a nuestro drama entre hermanos. -Bueno, sea lo que sea que estés haciéndole a ese cuerpo tuyo, seguro que está funcionando.- Me miró apreciativamente. - Tengo que tener cuidado o me vas a dejar en el polvo.- Extendió la mano y casualmente pasó un dedo por la mitad de mi vientre. - Grandiosos abdominales, hombre.

-Gracias, YunHo- Me quedé mirando su dedo largo y estilizado, totalmente hipnotizado. Se cernía a nivel de la cintura de mis pantalones empapada de sudor, empujando la tela hacia abajo sólo un poquito. Si seguía el contacto otro momento, mi creciente erección iba a rasgar la entrepierna de mis pantalones cortos y golpear sus nudillos.

-Changmin-la voz de Tiffany era estridente y quitó la mano de YunHo alejándola de mi estómago. -A nadie le importa tú o tus estúpidos abdominales. Ahora vete. YunHo y yo tenemos cosas de que hablar.- Ella me miro con odio antes de pasar a YunHo, sus rasgos fundiéndose con la sonrisa falsa de nuevo. - Vamos a hablar de la boda, cariño.

Después de ver a Tiffany arrastrar a YunHo hasta el sofá, deje a la feliz pareja y subí por las escaleras hasta mi habitación. Me desate mi Nikes, quité los calcetines sudados y patee mis pantalones cortos en dirección a la creciente pila de ropa para lavar en la esquina de mi habitación. Agarré ropa interior limpia y atravesé el pasillo hasta el cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de mí.

La privacidad siempre fue difícil de encontrar en nuestra pequeña casa, llena de gente, y la próxima boda solo había hecho las cosas peores. Si no me gustara tanto YunHo, mi único deseo sería que el fiasco hubiera terminado tan rápido como fuera posible. Así las cosas, odiaba ver a YunHo tomar esa caminata fatal por el pasillo con la barracuda de mi hermana.

Entre en la cabina de la ducha, abrí el agua al máximo y me apoye en las baldosas frías. A medida que el agua lavaba el sudor de mi carrera, cerré los ojos y pensé en YunHo. Incluso ahora, podía sentir sus caricias en mi cuerpo. Mi polla tiesa, obviamente, lo recordaba así. Agarré el tallo hinchado y blando en mi mano derecha y me entregue a gemir por el hombre condenado a ser mi cuñado.

Conocía a Jung YunHo de toda mi vida. Habíamos vivido en el mismo barrio, ido a las mismas escuelas, y asistíamos a la misma iglesia donde su padre era el pastor. El es dos años mayor que yo y siempre le he tenido un poco de temor, porque fue uno de los atletas de la escuela. Siempre había sido un chico bien parecido, y cuando se hizo hombre, se convirtió en devastadoramente guapo. Me había permitido un poco de culto al héroe durante la escuela secundaria, pero solo había pensado en el de una manera más o menos vaga hasta que empezó a salir con mi hermana en serio. Fue en ese momento que mis incoherentes fantasías sexuales adolescentes finalmente me llevaron a la conclusión ineludible de que yo era gay.

Una vez aclarado esto, también debo admitir que tuve un flechazo serio con Jung YunHo. No, retiro lo dicho. No fue un flechazo. Yo estaba enamorado de él. Ninguna otra cosa podría explicar las sensaciones que se agitaban en mi interior cada vez que ponía los ojos en él. Ninguna otra cosa podría explicar la furiosa erección que experimentaba cuando me tocaba, erecciones que se negaban a ceder hasta que me masturbaba dos o tres veces pensando en él.

Acaricié mi polla, dejando que mis dedos giraran brevemente alrededor de mis testículos. YunHo siempre había sido amable conmigo, y ahora que se iba a casar con mi hermana, estaba más atento a mí que nunca. Siempre venía a mi habitación cuando se le antojaba, por lo general con nada más importante en su mente que mantener conversaciones estúpidas por unos minutos, de hombre a hombre. De alguna manera siempre esas conversaciones largas y complicadas duraban hasta que Tiffany subía las escaleras buscándolo. Un par de veces, me había dado cuenta de que un surco de dolor aparecía entre las cejas de YunHo cuando oía su voz, exigiendo que la siguiera abajo de nuevo. Se levantaba como el obediente novio que era, e iba con ella, pero siempre hacía contacto visual conmigo antes de desaparecer y me dedicaba una sonrisa torcida que me hacía derretir.

Me acaricié desde la entrepierna hasta el cuello, con el deseo de que la mano que exploraba los contornos esculpidos de mi torso perteneciera a YunHo. Como ya he jugado conmigo mismo, me acordé de una tarde un par de semanas antes. Todo había empezado con una discusión sobre el entrenamiento con pesas, y lo siguiente que supe, es que se había despojado de la camisa y estaba de pie frente al espejo de mi habitación, comparando nuestras constituciones físicas.

-Mirarte a ti me hace sentir gordo- YunHo se quejo. El era más grande que yo, sus bíceps bulbosos, sus pectorales gruesos y redondeados, mientras que los míos estaban más planos y más angulares. Me superaba por lo menos en quince kilos, cada gramo de solido musculo.

-Estoy buscando, pero no veo nada de grasa, YunHo.

-No puedo creer que esto sea mío- dijo empujando su perfectamente musculado vientre con el dedo índice.

-Ni yo puedo- murmure, con mis ojos parpadeando sobre su abdomen.

-Compruébalo, Min- Me agarro por la muñeca y me apretó la mano contra su vientre. El poco vello que cubría la caliente, dura pared de músculos rozaba débilmente mis dedos y me hacia cosquillas en la palma. Mire hacia arriba, mas allá de su enorme pecho, hacia su hermosa cara. Vi su largo cuello, la pequeña cicatriz que en este portaba, su masculina y bien formada barbilla, la sombra de barba incipiente, un solo pelo rubio en sus cejas oscuras. Sus labios rojos oscuros eran del mismo color que sus pezones. Sentí un golpeteo en mis oídos. Era el frenético latido de mi corazón.

El había me había sonreído entonces, con la mano aun sosteniendo la mía apretada contra su abdomen. Estaba empezando a decir algo cuando la perra de mi hermana lo llamo desde las escaleras, con su voz chillona, exigiendo su presencia inmediata. El se encogió de hombros, me alboroto el pelo y se fue, dejándome de pie en mi habitación, mi palma apretada contra mis labios.

Me agache en la ducha. El agua me golpeaba los hombros y la parte superior de mi cabeza. Apreté mis muslos, atrapando mi polla entre ellos, y luego encorve mis caderas. La protuberancia purpura que coronaba el eje se alzaba brevemente, y luego retrocedió hasta que casi desapareció. Frote la punta de mi miembro, desparramando el lubricante que se había filtrado fuera de mí, sobre la cúpula brillante e hinchada. Mis testículos se frotaron contra mis piernas mientras yo seguía tocándome y pensando acerca de YunHo.

En otra ocasión, YunHo y yo habíamos estado en mi habitación de nuevo, de pie, uno al lado del otro, en frente de un espejo montado en la puerta de mi armario, comparando la musculatura de las piernas. Puedo correr casi diez kilómetros al día, así que tengo una excelente definición en mis muslos y las pantorrillas a pesar de no ser macizas. Me sonrió con placer mientras me elogiaba, y yo mantenía en secreto el hecho de que hubiera cambiado todos mis músculos definidos, duramente ganados, por la oportunidad de frotar mi cuerpo sin vello arriba y abajo de su pierna peluda.

-Creo que vamos a ser muy buenos cuñados Min-había dicho, poniendo su brazo sobre mis hombros. El movimiento me atrajo hacia él, rozándonos desde el pie hasta la cadera, al menos, una parte de mi deseo de tocarlo se hizo realidad. Su gran mano colgaba sobre mi pecho y comenzó a tirar distraídamente la hinchada protuberancia de mi pezón rosado pálido. Si alguien me hubiera metido un cable de alta tensión por el culo y prendido el interruptor, no podría haber sido tan intenso.

Siempre pensando en el contacto eléctrico de YunHo, me retorcí mis tetillas duras y la punta de mi polla se hincho. Me tumbe en el suelo de la ducha y apoye mis pies contra la pared. Levante mi culo y mis piernas más ampliamente, dejando al descubierto mis bolas anudadas y la dolorida polla al asalto del agua. Las gotas eran como agujas que enviaban sacudidas de placer sensual a través de mi cuerpo. Tire de mis pezones y frote mi vientre duramente, conteniendo la respiración al sentir el orgasmo que se estaba construyendo.

El placer subió más y más, pronto se convirtió en insoportable. Los músculos de mi ingle comenzaron a contraerse rítmicamente, llevando lentamente la leche a lo largo del tallo de mi polla. Gemí en voz alta y me agarré con las dos manos, bombeando furiosamente, rociando mi corrida en el aire. Vi las estrellas, y luego sentí el líquido pegajoso, caliente, en mi piel, que lentamente era arrastrado por el agua. En mi mente, la blanca y espesa corrida era de YunHo, bombeada fuera de él cuando se puso sobre mí, a horcajadas. Mucho después de que lo último de mi carga fuera ordeñada, yo estaba allí en la ducha, soñando despierto sobre YunHo.
 ¡Hey, Min! Vamos.- Fui corriendo por las escaleras y salí al porche delantero. David me había invitado a la despedida de soltero que sus amigos habían organizado para él. Se sentía como que íbamos a salir en una cita y fui secuestrado por completo. No iba a ser nada lujoso, sólo una antigua fiesta de cerveza, que tendría lugar en una cabaña a orillas en el lago cercano a la ciudad.
Aun así, había pasado más de una hora tratando de decidir qué camiseta llevaría, optando finalmente por mi favorita, aquella color café que hacía juego con mis ojos. Se había lavado un millón de veces y era un poco estrecha, pero yo sabía que me veía bien con ella. La noche era caliente y húmeda y me había puesto unos pantalones cortos. Eran blancos, lo que estilizaba aún más mis piernas haciéndolas ver más largas de lo que realmente eran. YunHo me miró de arriba abajo cuando aparecí en la puerta y asintió con aprobación.
Tú eres malditamente más guapo que tu hermana- bromeó, bajando la voz. -Definitivamente tienes mejores piernas.

Sentí un estremecimiento de culpable placer en eso. Los muslos de mi hermana eran más pesados.
-No seas asqueroso, YunHo. -Mi hermana había aparecido de la nada. La expresión de su rostro no era bonita. -Me gustaría que no fueras a esa cosa estúpida de soltero. Creo que es muy juvenil.

-Lo siento, Tiffany, pero mis amigos han estado planeando esta fiesta durante una semana. Diablos, les tomó mucho tiempo transportar toda la cerveza al lago.- Él me dio un codazo en las costillas y los dos rompimos a reír. Mi hermana no se nos unió.

-No sé por qué querrías invitarlo.- Tiffany me fulminó con la mirada, sus ojos clavándome puñales. Yo le devolví una sonrisa con suavidad. -Sólo va a estorbar. Probablemente tome una cerveza, se enferme y pierda el conocimiento.

-Es mi amigo, cariño. Voy a mantener una estrecha vigilancia sobre él, créeme. No voy a dejar que nada malo le suceda- le dio a mi hermana un beso en la mejilla y luego se volvió hacia mí con una sonrisa. -Vamos, campeón.
Lo seguí hasta la acera donde su Fiat Spider estaba aparcado. Era un automóvil pequeño y precioso, incluso si YunHo pasaba más tiempo trabajando en él que conduciéndolo. Me subí en el asiento del pasajero y me acomodé. El coche arrancó con un rugido de macho y corrió por la calle. Cuando pasó de la tercera velocidad a la cuarta, sus nudillos rozaron mi muslo. No moví mi pierna. YunHo dejó su mano sobre la palanca de cambios.
En el momento en que llegamos al lago, los amigos de YunHo ya nos llevaban una caja de cerveza de delantera. Conocía a la mayoría de ellos, pero todos eran mayores que yo, por lo que realmente no había socializado mucho con ellos en la escuela. Sé que una diferencia de edad de dos años no es gran cosa, pero puede parecer toda una vida cuando justo acabas de graduarte de la escuela secundaria. Tomé una cerveza y me acomodé en la sombra, contento de escuchar los chistes malos y los cuentos sobre YunHo toda la noche. No importaba, con tal de que pudiera estar cerca de él.

A las dos de la mañana, se oían más ronquidos que conversaciones. Vi luciérnagas parpadeando por la orilla del lago, la última voz se desvaneció en un murmullo torpe, luego cayó en el silencio. Escuché los chirridos de los grillos durante mucho tiempo, después de eso, me abrí camino a través de las moles dormidas que eran los amigos de YunHo, y fui al baño.

Cuando salí, me puse a buscar a YunHo. No se encontraba entre el grupo de roncadores en la cabaña. Caminé a lo largo de la orilla del lago iluminado por la luna, en ambas direcciones, pero no estaba por ningún lado. Decidí tomar un baño antes de continuar mi búsqueda.

Me desnudé y me quedé en la orilla, mirando la luz de la luna parpadeando en la superficie del agua. Justo cuando estaba a punto de sumergirme, un par de brazos me rodearon y me tiraron contra algo duro, peludo y desnudo.

-Hey, campeón- susurró YunHo en mi oído. -Te he estado buscando.- Su aliento era caliente contra mi cuello. Sus grandes manos extendidas sobre mi estómago, sus dedos se enredaron en los vellos que crecían alrededor de la base de mi pene.

-Por favor, YunHo- jadeé, mi cuerpo tenso como un resorte.

Hey, Min, lo siento. Su agarre se aflojó sobre mí y comenzó a alejarse. -No haría algo que no quisieras. Pensé…

-Pensaste bien, YunHo- dije, dando la vuelta, todavía cerca, aun tocándolo. Podía sentir su polla frotándose contra mi muslo. Me permití el lujo de poner mis manos sobre su pecho. Podía sentir su corazón golpeando contra mis palmas.

Tomé una respiración profunda y comencé a escupir todo lo que tenía dentro. -Mis sentimientos por ti son tan intensos que no creo que pueda estar contigo una vez, para después perderte para siempre. Adoro el suelo que pisas, YunHo. Cuando entras en una habitación, siento como un puño en el estómago. Cuando estoy cerca de ti, me duele por lo que no puedo hacer contigo, entonces, cuando te vas, me duele aún más. Yo...

Me hizo callar con un beso. Sus labios tocaron los míos, y luego deslizó su lengua entre mis dientes y apretó contra mi lengua. Supe en ese instante que él sentía lo mismo que yo. Confiaba que él no fingía para conseguir lo que quería. Seguro en ese conocimiento, envolví mis brazos a su alrededor y empecé a frotar su ancha espalda. Dejé caer mis manos a su culo desnudo. Era firme como el infierno.

YunHo me agarró el culo y empezó a amasar mis musculosas mejillas. Gemí y encorvé mis caderas, frotando mi polla a través de su piel llegando al ombligo. Me apretó el culo más duro y condujo su lengua profundamente en mi boca. Me acerqué más, si eso era posible, presionando mi carne contra su carne, piel a piel, músculo a músculo, hueso a hueso. El sudor corría por el abanico de vellos en su axila, goteaba sobre mí y se mezclaba con el agua salada que brotaba de mis propios poros en esta noche húmeda de verano.
Levanté mi pie derecho y lo froté contra la dura curva de los músculos de la pantorrilla de YunHo. Los vellos de la pierna rozaron la piel sensible dentro de mi muslo como un débil soplo de aire, haciendo que mi polla saltara dura.

YunHo se puso de rodillas, llevándome junto con él. Me apretó de nuevo en la hierba suave y fresca. Me quedé allí, con los brazos y las piernas de par en par, mientras besaba mi barbilla, mi cuello, mi pecho, bajando a lo largo de mi vientre a mi polla. Sentí su aliento, la barba en el mentón y la suavidad sedosa de sus labios contra mi sexo inflamado y palpitante. Me lamió y gemí, hundiendo los dedos profundamente en el césped exuberante.

-Yo quiero...- comenzó.

-Cualquier cosa- suspiré, aprobando todas sus acciones con antelación-  Nunca he hecho nada antes y quiero probarlo todo.

-Yo soy virgen, también, amigo- susurró YunHo, levantando la vista de mi entrepierna, sus ojos brillando a la luz de la luna.

-¿Tú? -Me apoyé en los codos y lo miré con curiosidad. - Tú eras el chico más popular de Seoul. Podrías haber tenido a cualquier chica que quisieras.

-Esa es la cuestión, Min. Nunca quise lo que podía tener, y hasta ahora no sabía cómo pedir lo que necesitaba.

-¿Así que nunca...?

-Nunca- me sonrió. -Soy el hijo de un predicador. Le dije a todo el que me lo pidió que me estaba guardando para la persona adecuada. ¿Qué podrían decir?

Le devolví la sonrisa, con el corazón disparado.

-Ahora sé lo que quiero. Quiero follar tu culo hermoso.

Asentí con la cabeza y él se sentó sobre sus rodillas. Antes de que pudiera hacer otro movimiento, me coloqué sobre mis manos, me hinqué y metí su polla sudorosa y pegajosa en mi boca.

Yo saboreaba el sabor salado, el sudor, y la textura del líquido picante y pegajoso que rezumaba de la ranura ubicada en la punta. Mientras su olor almizclado comenzaba a hacerme cosquillas en la nariz, respiré hondo, aspirando su esencia en mis pulmones. La textura de la piel de su polla en mi boca deslumbró mis sentidos. Ahuequé las bolas en mi mano, acariciándolas con la lengua.

Las manos de YunHo eran fuertes e insistentes mientras él me agarró, me levantó, giró mi cuerpo y me tiró hacia atrás entre sus piernas extendidas. Sentí su pecho contra mi espalda, el vello enmarañado por el sudor, la cabeza de su polla húmeda empujando en mi coxis, la presión de los dedos por entre mis piernas. Me levantó, las extendió y las puso por encima de sus fuertes muslos. Con las manos en mis caderas, empezó a tirar de mí hacia él. Miré hacia abajo. Su polla sobresalía por debajo de mis bolas, la cabeza púrpura, el eje marcado por las venas gruesas. Me agaché y lo acaricié, mirando el glande, arrastrándolo a través de mi mano, mi muñeca, por la piel pálida y tierna de mi antebrazo.

-¿Estás de acuerdo?- Asentí con la cabeza. YunHo puso sus manos entre mis piernas y me levantó un poco. Por instinto más que por conocimiento agarré su polla y la empujé hasta que se alojó en la ranura fruncida detrás de mis bolas. Hubo un exquisito cosquilleo de los nervios con el primer contacto, y luego una presión y luego un dolor punzante cuando me resistí y me penetró. Me senté en posición vertical, el movimiento me empaló en su polla dura y gruesa.

-Lo siento- murmuró en respuesta a mi grito ahogado. - ¿Quieres que me detenga?

No, no te detengas. Sólo tienes que ir más despacio.- Mi cabeza cayó hacia atrás contra su hombro y mis dedos se cerraron alrededor de sus antebrazos ligeramente gruesos. YunHo continuó abrazándome cerca, susurrando palabras ininteligibles, su aliento caliente en mi cuello. El dolor inicial de la penetración se desvaneció cuando la sensación más increíble comenzó a inundar mis entrañas. Un punto de calor floreció en mi vientre, creciendo y extendiéndose hasta que me hormigueó de pies a cabeza. Eché un vistazo a mi polla. Estaba enormemente hinchada, sobresalía de mi pubis, parada paralela a mi vientre.

YunHo estaba detrás de mí, debajo de mí, dentro de mí, moviéndose lenta y rítmicamente, con los músculos hinchados y contraídos cuando él folló mi culo color cereza. Alcancé a darme vuelta, frenético por tocarlo. Levanté los brazos por encima de mi cabeza, cerré las manos detrás de su cuello grueso, fuerte.

El fuego en mi vientre rugió a través de mí. La respiración de YunHo se hizo más fuerte, más trabajosa, cuando él resopló en mí oído como un toro en celo. Su polla me penetró profundamente, enviando chispas, el disparo envió un cosquilleo a mis nervios, empujándome peligrosamente cerca del borde, que era lo que yo más deseaba. Yo flotaba allí, tratando de retirarme, contuve la respiración. YunHo sintió mi cuerpo tenso y me tocó, decidiendo la cuestión por mí. Su gran mano envolvió mi polla, apretando con fuerza mientras su propia polla seguía pistoneando en mi resbaladizo agujero.

Los dos empezamos a gemir en voz alta en el mismo instante, nuestras voces subiendo de tono y volumen, entrelazadas al igual que nuestros cuerpos se entrelazaban. Sentí un calor nuevo, diferente de todos los demás, inundar mis entrañas. Los brazos de YunHo me apretaron con tanta fuerza que no podía respirar cuando su semilla me llenó profundamente, haciendo de nuestros dos cuerpos uno solo. Eché hacia atrás la cabeza y lo besé en la barbilla sin afeitar mientras mi propio semen se derramaba, rociando mi pecho y mi vientre, los macizos brazos de YunHo, y la hierba verde y fresca debajo de nosotros.

Después, cuando su polla se ablandó y se deslizó fuera de mí, no había necesidad de hablar. A los dos nos parecía saber lo que era inevitable, lo que tenía que venir a continuación en el curso natural de las cosas. Salimos de la cabaña sin que nadie se despertara, nos metimos en el coche y conduje en dirección oeste, hacia las montañas, los océanos y las puestas de sol tan densamente hermosas en ese borde del mundo.

La carretera de Seoul pasaba por mi casa de la infancia, por lo que vi el lugar por última vez, la luz del porche encendida, la ventana de la habitación de mi hermana en la oscuridad antes del amanecer. La saludé con la mano en silencio mientras aceleraba hacia nuestro camino, riendo al pensar en cómo iba a reaccionar cuando descubriera lo que había ocurrido. Yo le había robado su boda y me escabullí con él, me apoderé de su corazón como un ladrón en la noche. No sentí un momento de culpa, ni siquiera uno. YunHo y yo estábamos destinados a estar juntos, unidos en cuerpo, mente y corazón. Sabía que lo iba a apreciar mucho más de lo que ella jamás podría. Miré al otro lado y le sonreí. Él estaba aquí junto a mí, saliendo a la carretera abierta, con el pelo en movimiento, con los ojos brillantes, su enorme mano cálida y reconfortante en mi pierna.

Fin

viernes, 8 de marzo de 2013

Memorias de un gay: Cap 6




Perdón por la tardanza, es raro, me pongo dos días y escribo. Jajajaja trataré de escribir más seguido. No quiero que esta historia termine pero bueno, le queda poco ya (y eso que tampoco van muchos capitulos) deben quedar 4, o eso pienso por ahora. ¿les dije que ame escribirla? Bueno, lo hago <3
En fin, perdón por la demora, y por lo corto que creo que es. Se que si no lo publico ahora no lo haré más después. Ademas de que, dos personas cofcofYavanacofcofAmycofcof querían lemon. Entonces.... si habrá lemon, pero en el capítulo siguiente.


Cap 6: Cuando la duda llega a ti y quieres gritar, lo que más haces es quedarte callado.


Hay veces en que no importa hacia donde corras, todos los caminos te llevarán al mismo lugar, como si te encontrases en el desierto y cada uno de tus pasos te lleve al mismo punto, en el mismo círculo del que no puedes salir y llevas tiempo caminándolo.


Mi corazón latía, desbocado, y mi cuerpo parecía no querer reaccionar a la presión que sus labios ejercían sobre los míos. Quería empujarlo, necesitaba hacerlo, sin embargo mis brazos no reaccionaban y mi cabeza solo repetía que pensara en que quien frente a mí se encontraba era una chica, pero en cambio frente a mí se dibujaba a YunHo. El ruido de los autos me hizo reaccionar, empujándolo con fuerza lejos de mí mientras uno de mis brazos se paseaba con fuerza por mi boca, como si así lograse borrar algo de lo que hacía instantes había sucedido.


Arrugué el ceño, quería matarlo, ¿Cómo se atrevía? Me encontraba ofuscado, y el solo sonreía, como idiota, disfrutando lo que había causado en mí. Porque si en un momento deseaba golpearlo, ahora solo quería saber el por qué me encontraba así, sin nada que sentir, o mejor dicho como reaccionar. Porque más allá de haberme besado él, estaba borracho.
No sé que es peor, que te besen o el no poder matar a alguien porque claramente no lo recuerda, o no lo quiere recordar. ¿Cuál de las dos? Lo observé por vaya a saber cuánto tiempo. ¿Cómo podía estar así de tranquilo? Maldito enfermo, se merecía le rompiese esa colección de relojes por hacerme aquello. ¿Con que necesidad? ¿Será que ahora también tenía cara de... de ese tipo de gente?


-¿Que tanto miras? -preguntó cabizbajo, sin querer si quiera levantar la vista de la pequeña pantalla del móvil con el cual se encontraba. Decir que me le quedé viendo sería tonto, pues me encontraba de esa forma desde que se sentó frente a mí, mientras observaba, o mejor dicho intentaba ver la televisión. -¿Tengo algo raro?


Mis labios se abultaron, sin embargo a pesar de que mi mente me mandaba mil formas de matarlo o simplemente insultarlo, ninguna palabra salió de mi, solo un simple pestañeo antes de voltear el rostro hacia el amplio televisor que capturaba la atención de quien por la sala se encontrase. Lo cual era fácil dado que en la casa solamente vivíamos dos. Y sin embargo ese silencio que era interrumpido por el lejano ruido proveniente del televisor volvió a ser interrumpido, haciendo que esta vez fuese yo quien voltease, encontrándome con aquel par de ojos dándome una mirada un tanto pensativa, o analizadora. -¿Sucede algo, hyung? -murmuré arqueando una ceja por inercia, joder como odiaba ese titulo de mayor que tenía sobre mí, pero el querer poner una distancia entre ambos y el no querer perder mi orgullo viril me ganaba.


-Vamos por un café - pronunció dejando el teléfono a un lado en aquel sillón. Se levantó, como de costumbre, colocando ambas manos sobre sus rodillas para coger algo de envión y así terminar incorporándose. ¿Parezco enfermo sabiendo esas cosas cierto? Pues no, no lo soy, solo que el vivir tanto años juntos hace que incluso me parezca predecible, cada tanto.


-Nunca un "Hey Changmin, ¿no quieres ir conmigo por café?" -balbuce en voz alta incorporándome a medida que el volumen en mi aumentaba - o "Changmin te invito un puto café por el incidente de anoche ¿no?" -moví mis manos en un intento de mandar todo al carajo. Tomé mi abrigo, y para cuando reaccioné ya me encontraba en la puerta, o mejor dicho con un pie fuera mientras esa risa un tanto infantil que el poseía me acosaba, SI ME ACOSABA.


-¿Te encuentras bien? - pronunció sin ocultar la gracia que todo mi actin le había causado. Creo que si no lo mato es porque aún el hacerlo es ilegal, ¿cuándo será el día que pueda hacerlo?


-sí, si, anda rápido antes de que me arrepienta -tironeé de su ropa, terminando por sacarlo incluso del edificio con aquella rapidez. No sé si era porque yo quería salir, o porque el no oponía resistencia tampoco y por ende me dejaba terminar por llevarlo.


Caminamos con lentitud, no por mí, más bien por el, luego dicen que yo era el jodido bipolar del grupo. Tsk, si supieran, en fin~ volviendo con el relato, el se encontraba como en un trance, ¿es eso posible? ¿En qué pensaría? Admito que no me fue imposible contagiarme de aquello, pues aunque no quisiera el solo hecho de verlo me rememoraba a lo ocurrido la noche anterior. Y así ambos nos convertimos en dos personas preocupadas, en dos amigos que se acompañaban a pesar de tener ideas distintas.


Mis ojos se cerraron cuando aquella fina brisa llego hacia mi, acariciando mi piel con una frialdad deliciosa tal vez, haciendo que un suspiro saliese sin querer de mis labios. -¿En que piensas? - pregunto de repente haciendo que mis pies volviesen a tierra nuevamente.


Joder, ¿en qué puto momento esto se volvió algo tan... romántico? Definitivamente, aquel beso no podía haberme afectado o sí?


-en nada -murmuré con frialdad, bajando el rostro para dirigir la vista hacia esa vereda que por el medio de la desértica plaza nos llevaba, solo a él se le ocurría un café a esa hora. -YunHo... - pronuncié su nombre sin proponérmelo, recibiendo como respuesta tan solo una mirada suya, nada severa, al contrario, cálida. -¿alguna vez algo tan pequeño te afecto tanto? -pregunté sin querer voltear a verlo, y sin embargo no recibí respuesta alguna, ¿en qué pensaba Jung Yunho? -olvídalo, ¿en qué piensas? -Heechul -pronunció escondiendo ambas manos dentro de sus bolsillos. Decir que me encontraba tranquilo sería una terrible mentira, lo dije, odiaba compartir la atención de mi hyung con alguien más, sin excepción alguna- Changmin el...


-Maldición Jung YunHo -dejé que el cólera y el enojo del momento terminaran por ganarme, por lo que sin más le arrojé un puñetazo en el brazo continuo a mi, disponiéndome luego a caminar, apurando mis pasos solo para dejarlo atrás, omitiendo por completo su existencia. Joder, mierda y todo lo que podía considerarse como insulto. Sentía su voz llamarme un tanto a lo lejos, hasta sentir como su mano me tomaba por el brazo y terminaba por jalarme del mismo, empujándome contra un árbol, haciendo que un pequeño quejido producto del impacto saliera de mis labios. -¿pero qué mierda crees que haces? - grité, buscando sus ojos bajo la oscura sombra que bajo la copa de aquel árbol había, puesto que prohibía el paso de la luz tenue proveniente de la farola que metros más allá de nosotros se encontraba, más sin embargo no pude verlo, solo divise ese brillo que sus orbes poseían. ¿Porque era así?


-¿qué te pasa a ti, Changdola? -cuestionó, empujándome nuevamente contra el tronco cada vez que buscaba escapar. Se sentía tenso, y a la vez perdido, podía percibirlo, él era demasiado transparente la mayoría de las veces. -¿porque me tiras un golpe? ¿Que no sabes que no hay que pegar sin motivo alguno a caso?


-¿y tu no sabes que si me besas puedes dejarme pensando en eso todo el puto día? -grité, sin darme cuenta, exteriorizando toda la frustración que desde hacía días llevaba guardando y que incluso me había negado a mi mismo, mi pecho latía, agitado, y mis mejillas comenzaron a arder y sin embargo allí me mantenía, observándolo, los dos en completo silencio, ¿hacían más palabras? cuando yo no quería oír nada y el, simplemente parecía no querer reaccionar. -Mejor aléjate, YunHo - quité sus manos de mi cuerpo, comenzando nuevamente a retomar el paso, o eso intente, pues no llegué a dar tres que nuevamente me detuvo, devolviéndome a donde antes, pero esta vez no solo eran sus manos las que me detenían, pues sus labios fueron a parar a los míos, con sutileza, moviéndose sobre los míos despacio, como si temiese el rechazo; más sin embargo todo en mi cabeza se había nublado, y mis labios no hicieron más que seguir el ritmo de los otros, tímido al principio, pues, era la primera vez que besaba a un hombre. Mis ojos se cerraron con lentitud, mientras mi nariz con cada movimiento rozaba la suya, haciendo que su respiración terminara por acariciarme. Su cuerpo apretó el mío contra aquel árbol, haciendo que un pequeño jadeo terminase por morir en aquel beso, y aprovechó, para llevar su lengua más allá, en busca de la mía, podía sentir la calidez y textura de esta, ¿podía alguien besar tan bien? Y fue entonces que descubrí que los besos de YunHo eran dulces, y peor aún, me gustaban.


Mi pecho latía ¿lo dije ya? Si latía, es más podía jurar que hasta podría darme un infarto, pero ni eso me importo, solo sentía el frío que ahora dominaba la humedad de mis labios una vez él se separó. Quería insultarlo, mejor aún golpearle, pero sin embargo mi cuerpo no estaba respondiendo a los instintos asesinos que mi cerebro dictaba, pues mis manos se encontraban tirando de la solapa de su ropa, más bien en mi dirección, haciendo que soltase un pequeño y gracioso quejido cuando su cuerpo golpeo con el mío, y el mío a su vez, nuevamente contra el árbol detrás de mí. - Changmin-ah - murmuró sin entender, ¿seguiría besándome como si nada? Mis labios se abultaron hacia un lado de mi rostro y al contrario de lo que esperaba sus brazos se cerraron a mi alrededor, tan protectoramente que incluso llegaban a empalagarme, ¿pero valía la pena echarle eso en cara cuando claramente ambos éramos conscientes de lo que había sucedido?.


Mis manos continuaron sobre aquella prenda, arrugándola bajo la palma de la mano, no se si por querer que se quedase conmigo o porque bajo aquella confusión (o en lo que me negaba a creer) terminaba por sentirme perdido.


Si esperan que la cosa siga en su momento más glorioso, y una absurda confesión de amor, donde uno se arrodilla (claramente yo, dado que soy muy hombre aun) entonces les diré que dejen de consumir porno, esas cosas no me suceden, al menos no a mí, a pesar de la vida disparatada que llevo debido a quien ya sabemos.


Si, lo empuje cuando fui consciente, no me gustaba verme débil, menos en una situación así, supuse el me miró extrañado, no lo sé, lo único que a mis oídos llegó fue aquel suspiro que claramente mío no era. -Idiota -pronunció, ¿que no se suponía esa línea siempre había sido mía? - HeeChul me dijo que...


-No me importa lo que haya dicho, me tiene sin cuidado, YunHo, pero no olvides que tu atención es mía -pronuncié alzando uno de mis dedos a modo de advertencia, encontrándome luego con YunHo tomando mi mano, tironeandome para continuar aquel camino, acomodando sus dedos junto a los míos, hasta terminar entrelazándolos.


-De acuerdo -encogió sus hombros, balanceando cada tanto aquella unión, haciendo que mi vista se desviase cada tanto en dirección suya. Jodido idiota y yo jodido enfermo, ¿como fue que terminé por ceder tanto?


La vida tiene sus idas y vueltas, si alguien alguna vez me hubiese dicho que estas cosas giran rápido, así como la arena de los relojes, entonces créanme habría utilizado ese tiempo para huir, yo no era gay, no, jamás aceptaría ese título, solo era un joven que tenía toda una vida por delante y como tal la curiosidad le gano al punto tal que se le dio por experimentar, si así era.