Titulo: Dont Say Goodbye
Tipo: Yaoi, Lemon, Romance, Drama, Songfic
Canción elegida: Aisenai Aishitai - Tohoshinki
Notas: bueno, este es el primer fanfic que me atreví a escribir y lo hice porque me molestaron mucho para que lo hiciera -Quizás un mes.- También es el primer Songfic que hice y el primer intento de lemon que narré. Así que no se como me quedo. Pero tarde como 2 semanas en terminarlo. Es que lo hice bien largo... Demasiado diría yo.
La canción la elegí, por que un día estaba buscando la romanización, y me apareció la traducción también, y me encanto, si, ya se, nada que ver con el titulo del fic no?
Aclaro, lo escribí por ahí por abril del 2010. Muuucho tiempo.
COMENTEN. Los comentarios hacen que uno tenga ganas de escribir.
Dont' say goodbye.
Tantas noches habían pasado donde soñaba que te hacia mío, donde te volvía a tener frente a mí, que te amaba… pero de aquellos lindos sueños siempre despertaba con una gran culpa…tenias dueño… y aquella persona no era yo, era mi mejor amigo.
¿Sabes?, no puedo dejar de enamorarme de tí.
Perdiendo el control...
Pero... tengo miedo de perder a mi mejor amigo.
Pasaron 3 meses y la hora de tu regreso había llegado, pero no venias solo, claro que no, venias de la mano con él, con Siwon, ambos se veían felices, comprendí que mi amor por ti era inútil, tu lo amabas, de la misma forma que yo lo hacía contigo, tus ojos brillaban más que la última vez que nos vimos, cuando tomamos caminos distintos. Me miraste y me regalaste una linda sonrisa, y aunque yo no era capaz de hacer que me miraras como lo hacías con él, con ver en tus labios aquella expresión que te hacia tan inocente aunque no lo fueses tanto me sentía más que conforme, sentía como mariposas revoloteaban en mi estomago.
-Yunho. – Me dijiste con aquella voz tan dulce de la que solo tú eres dueño y me abrazaste. Sentir el calor de tu cuerpo junto al mío era el mejor regalo que podría haber recibido, y mis brazos correspondieron a tu gesto rodeando tu cuello, como aquellos amigos que una vez fuimos. –Te extrañe.
-ChangMin-ah... – Te nombre mientras mi hombro descubierto sentía tu respiración chocar contra mi piel haciendo que me estremeciera.
Luego de saludar a los otros dos, KyuHyun y Siwon, entramos a la casa que alguna vez compartimos todos mientras estudiábamos. MinHo y yo los ayudamos con sus valijas, bueno, yo solo llevaba las tuyas, que por cierto eran muchas. Subimos las escaleras y paramos frente a las puertas que conducían a las dos habitaciones que tenia la casa, me dirigí a la habitación de enfrente a la mía – ¿Qué haces? – me preguntaste como si yo no entendiese lo que estaba haciendo
-Ambos son pareja y querrán dormir juntos. – Pronuncié aquellas palabras con dolor, el solo saber lo que ambos harían por la noche me mataba. Pero quién era yo para reclamar algo, yo estaba de mas ahí, o mejor dicho nunca entre…
- ¿Estás loco? – reíste.- Quiero que todo sea como antes,Siwon, KyuHyun y MinHo en su habitación, y tu... – Me indicaste con la única mano que tenias libre. – Y yo volveremos a compartir la habitación como siempre fue ¿Si? – Mi corazón latió, como nunca antes, no podía reaccionar a sus palabras, solo asentí con la cabeza, y entramos al que alguna vez fue nuestro dormitorio. – Extrañaba esto. – dijiste y te tiraste sobre tu cama. Una imagen tuya luego de las practicas de basketball vino a mí y sonreí. – ¿De que te ríes? – Me miraste un poco extrañado, pero riendo también.
- No, de nada. – Asenté las valijas en el suelo, levantaste una de tus cejas entendí que tu no me creías.
Estas mintiendo. – Te levantaste y te acercaste a mí, comencé a correr por toda la habitación mientras tú me seguías. Llegue al borde de una de las camas, donde ya no tenía salida, y comenzaste a hacerme cosquillas, no lo soporte mas y tome tus manos, alzándolas así no tocaban mis puntos débiles en ese juego, pero mi fuerza fue tal y tu no estabas tan firme como pensé…Y caímos a la cama, tu corazón comenzó a latir con fuerza, dando golpes en mi pecho acompañados de tu respiración, tus manos temblaban y tus ojos y los míos se encontraron en un trance hipnótico, creí leer tu mente, mientras nuestros labios se encontraban a escasos centímetros, y aunque deseaba con todas mis fuerzas rosarlos, no lo hice, solo me dedique a contemplarte, contemplarte como hace mucho no lo hacía.
-Changminnie yo… - Dije con la voz baja y media entrecortada, es que eso me provocabas, nerviosismo, como si se tratara de un amor de niños.
-Iré a ver si Siwon necesita ayuda.– Cortaste mi oración, y saliste de la habitación dejándome solo.
-Te amo- le dije a la puerta por donde segundos antes habías salido.
"Quiero ver el océano" es lo que dijiste.
¿Estás tratando de retarme?
Te eché un vistazo, bebí mi café,
me pregunto si no puedes oírme...
El desayuno pasó casi en silencio para mí, mientras todos conversaban sobre lo que había sido en sus vidas, yo solo me perdía mirándote, y tímidamente te diste cuenta de lo que hacía, escondiendo tu rostro ruborizado detrás de aquella taza de café caliente. Me echaste un vistazo de reojo rápido y pensaste que no te vi, si supieras que no eres nada disimulado para hacerlo, pero no dije nada, solo te hice creer que no me di cuenta. Sin darme cuenta reí, y todos se quedaron viéndome, bueno, casi todos, tu hundiste mas tu rostro tomando un gran sorbo de la taza. Volteaste hacia tu derecha, y tu rostro y el de tu amor se encontraron, el te guiño su ojo, y tu solo respondiste con una tímida sonrisa.
Me levante de mi silla y silenciosamente me marche de la sala, dejando caer mi cuerpo sobre la cama fría, cerré mis ojos haber si así, aunque sea solo por una vez no te pensaba, pero era inútil, tú me habías hechizado, y yo no era capaz de encontrar la cura a semejante maltrato. – Imbécil, si supieses que te amo, pero que te odio por eso – me repetí a mí mismo.
¿A quien odias?- Pregunto tu voz dulce un tanto intrigada por mi confesión.
¿Ah? – voltee y ahí te vi un tanto apagado, ¿Será que escuchaste todo lo que murmuraba?
-A alguien a quien amo. – Te confesé y volví a girar para quedar en la posición en la que estaba. Sentí tus pasos dirigirse hasta mi. –Quiero estar solo. – Te detuve sabiendo que si te tenía cerca mis lagrimas comenzarían a caer y no seria capaz de detenerlas mientras tu eras feliz con otro, tal vez era medio egoísta de mi parte, pero prefería ser yo quien sufría en silencio a verte a ti en mi lugar.
Si... entendieras mi sentimiento Él...
tú y yo perderíamos una vez más.
Luego de que me calmase baje, y los encontré a los cuatro riendo, los contemple mientras tu risa se grababa en mis oídos. Cerré mis ojos, solo quería escucharte. – Yunho-Hyung - pronuncio MinHo sacándome de mi trance, los abrí y me encontré con los tuyos, pero rápidamente los desviaste hacia algo que parecía ser un álbum de fotos. El más pequeño del grupo se acerco a mí y me tomo de la mano, como indicándome el camino. – Ven estamos viendo las fotos de todos.- Me sonrió contagiándome la misma. El pequeño me causaba tal ternura que por un segundo logre no pensar en ti.
-Choi ve a buscar un poco de jugo. – Le ordenaste y nuevamente mis pensamientos volvían a girar en torno tuyo. Me miraste seriamente como buscando algo, pero me fui detrás de MinHo, ya que sabía que no podría con todos los vasos. En todo el tiempo que no habías estado a mi lado me dedique a controlar mis sentimientos, a guardar profundamente las ganas de oír tu voz nuevamente, de llamarte, de decirte quiero verte o un simple te extraño.
-Hyung – pronuncio MinHo al verme parado en el marco de la puerta de la cocina.
-Vengo a ayudarte, te conozco demasiado como para saber que seguramente romperás algo.- Reímos ambos.
-Sabes que debes decirle ¿Verdad?
- ¿De que hablas? – Pregunte mientras me dirigía a la heladera en busca de agua fría, su mano se poso en mi brazo deteniendo mi actividad, lo miré, parecía muy decidido.
- Ya sabes de que hablo.- Me soltó. – Tu lo amas, ¿Por qué simplemente no te quitas ese peso de encima?
- ¿Qué quieres que le diga? Te amo, pienso en ti las 24 horas del día, cuando te tengo cerca te extraño, por qué tenerte al lado y que no seas mío es peor que tenerte a miles de kilómetros y saber que no sientes lo mismo. – Dije frustrado, suspire tratando de buscar fuerzas dentro mío. Puse mi mejor cara y partimos a la sala donde te encontrabas tu, con el resto.
- ¿Y el jugo? – Pregunto animadamente KyuHyun mientras contenía su risa al igual que Siwon, pero tú te encontrabas muy concentrado en la hoja que mirabas como para prenderte a las risas de los otros dos.
Un tirón me dejo sentado junto a mi mejor amigo, me encontré mirando sus fotos, en ellas salían tu y el muy juntos. Sentí celos, las mire detenidamente, te vi con él, pero en su lugar imaginaba mi rostro, era yo el que estaba junto a ti en aquellas fotografías, lo que hacía estaba mal, pero no podía evitarlo, en cuestiones del corazón nadie manda, si hubiese sido lo contrario tu serias la última persona a la que hubiese querido amar como lo hago. Te beso sin jamás haberlo hecho, si sueño hasta despierto contigo, es que deseo saber a que saben, quiero sentir aquello que tú sientes, aunque sea una vez, solo por un segundo, desearía que me correspondieses.
No puedo amarte,
aún estoy soñando contigo en este momento.
Me estoy fundiendo en un b-e-s-o, en el cual no puedo sumergirme aún.
Nuevamente en la habitación, solo tú y yo en ella, con un silencio que se hace insostenible y casi en penumbras, solo con la débil luz del velador, mirando para lados opuestos, para no encontrarnos.
- ¿Te gusta MinHo? – Siento que me preguntas en voz muy baja. Pero simplemente decido no contestarte. El que tú pienses eso, me pone peor que si no supieses nada. Pero aunque no quiera hacerlo mi subconsciente me traiciona y ya me encuentro respondiéndote con un simple no –KyuHyun dice lo contrario. – Siento el sonido de las sabanas y no me equivoco, volteo y te encuentro mirándome, pero esta vez es diferente, tu no la desvías.
-Lo que dice o crea Kyu o cualquiera… No me importa. – Te digo, pero aun te noto un poco tenso.
-Y lo que pienso yo… ¿Tampoco importa? – Me dices dándote cuenta tarde del error que acabas de cometer.
-Mi Changminnie – Te llamo como hace mucho no hacía. – cla…
-Hace mucho que no me llamas así. – Me cortas las palabras que por segunda vez trato de repetir, pero te perdono al ver una sonrisa marcada en tus cálidos labios. – Promete que me volverás a decir igual.
-Te lo prometo. – Te respondo instantáneamente mientras ambos nos contemplamos nuevamente en silencio.
-Yo – Dijimos ambos a la vez y reímos. – Quería decirte. – Repetimos nuevamente, como si ambos quisiésemos decir lo mismo. – Tu primero. – Me adelanto, tomando así la iniciativa.
- ¿Eh? – Te pones nervioso, es que siempre fuiste así en la privacidad de la casa, eres tan cambiante para el resto, pero conmigo no puedes, te conozco mejor que a mí mismo, creo que solo vivo para redescubrirte – Nada, yo… Quería saber si estabas bien. – Tan preocupado por los demás como siempre, me pregunto si alguna vez piensas en ti... – Quiero hacerte compañía. – Dijiste mirando hacia la persiana, la cual se encontraba cerrada, mientras la poca luz de la lámpara marcaba la sombra de tu perfil débilmente contra la pared, haciéndome llegar a la conclusión de que la perfección existía, y llevaba tu nombre. No te respondí, pero no te diste cuenta de ello, te perdiste con la mirada fija en aquella ventana. – Sabes… Si te gusta MinHo… Yo me alegro por ustedes. – Comentaste aun absorto en tus pensamientos.
-Que no me gusta MinHo. – Te respondí un poco irritado, si tan solo supieses que no tengo ojos para nadie más que no seas tú. – Nunca me gustara, porque a mí me gusta otro. – Volteaste a verme, ahí me di cuenta que había hablado de mas, estaba a punto de arruinar mi amistad contigo y Siwon por este maldito amor que llevaba conmigo. Detuve mis palabras.
El tiempo en el amor es tan cruel,
¿Por qué no pude conocerte antes?
-¿Quién te gusta? – Preguntaste un poco curioso, y avergonzado por formular semejante pregunta. Tal vez soy un tonto, pero no me resisto a no contestar tus interrogantes, solo para ti tengo el si fácil, ante tu presencia soy una caja abierta, mostrándote mi verdadero yo. Pero trate de ser sincero contigo y a la vez no serlo.
- Yo… a mi me... – Dije ya que no sabía por dónde comenzar.
-Saldremos. – escuche la voz de quien ahora era tu novio. – me voy con Kyu a recorrer la ciudad y a ver a nuestras familias, tal vez no durmamos aquí. – Dijo del otro lado de la puerta mientras su voz se hacía más inaudible debido a que se alejaba de nosotros.
-¡Espérame! – Grito MinHo dando un portazo. – tengo que… ir a ver a mi abuela – Dijo, lo cual me hizo reír, e hizo que tú me mirases nuevamente desconfiando, pero no dije nada, sabía lo que MinHo hacia, su abuela nunca había venido del interior del país, el, había hecho todo aquello para dejarme solo contigo. Sentí como a lo lejos se marchaba el auto, me levante de la cama y muy a pesar comence a caminar hacia la salida de la que era nuestra habitación, Realmente era un estúpido, yo… no quería perder a mi mejor amigo, y mucho menos perder o dividir todo un grupo. Por lo que nuevamente guarde para mí la mochila de sentimientos desencontrados.
Siempre te daré una mano...
Pero no la tomes, ahora estamos separados.
Pose mi mano sobre aquel frió picaporte y suspire “eres un tonto YunHo” me dije a mi mismo, y aquel frió fue abrigado por una corriente de calor, vi tu blanca mano cubrir parcialmente la mía. Mis ojos recorrieron todo tu brazo hasta llegar a tu rostro. – Aun no me dijiste lo que te pregunte. – Respondiste a mi pregunta jamás formulada, como si pudieses leerme la mente, como si algo nos conectase.
-No pienso hacerlo. – Hice fuerza para abrir aquella puerta, pero tu mano apretó la mía, impidiendo movimiento alguno. – No seas niño y Déjame salir. – Sabía que si la situación seguía así, por más que lo desease, no sería capaz de decir no, era masoquista en algún punto tal vez, ¿A caso necesitaba sufrir más de lo que lo hacía? ¿Decirle te quiero y obtener como respuesta un “yo amo a Siwon?”, Si, entonces debo serlo. – Te extrañe – Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca. – Volví a cerrar mis ojos y nuevamente suspire, sentí como el aire enfriaba mi mano, la que segundos antes recibía el calor de la tuya. “Soy un idiota, uno muy grande” me volví a recriminar. Abrí la puerta y di un paso hacia la salida de lo que ahora era mi infierno. Un tirón me llevo nuevamente a la habitación, más exactamente a tu cuerpo, el cual se encontraba junto al mío sin centímetro alguno que nos separase. Acomodaste tu cabeza y uniste aquella carnosa boca con la mía, llevándome al pecado. Tus manos subieron despacio por mi espalda, provocándome un leve cosquilleo y deteniéndose en mi nuca, la cual abrazaron mientras mis manos se encontraban agarrando tu fina cintura. Diste unos pasos hacia atrás sin dejar de besarme y me llevaste contigo, cayendo ambos en mi cama.
Levantaste mi remera y avergonzado como solo tu podías estarlo me la sacaste y volviste a besarme mientras tus manos dibujaban círculos en mi estomago. Quité tus manos de allí y las tire a ambos lados y de un solo tirón rompí todos los botones de tu camisa, quedando así en iguales condiciones. Ahí ambos nos dimos cuenta que la ropa estaba de mas y la fuimos esparciendo por todo el suelo como si se tratase de un tonto juego. Uno que recién comenzaba.
Mis labios recorrieron y saborearon cada parte de tu cuerpo, hasta penetrar en lo profundo de tu ser, mientras tu acaricias suavemente mi espalda y mi cabello despeinado, como invitándome a que siguiese en lo que hacía, alcé mi cabeza para verte una vez más, su parpados cerrados y aquella sonrisa que traías contigo me hicieron amarte más de lo que ya lo hacía, tanto que lo había deseado, y ahora era yo el causante de tu felicidad. Abriste lentamente los ojos como un niño y te ruborizaste al darte cuenta que te observada, si supieses que me gusta verte así, me acerque hasta quedar a la altura de tu cabeza y jugué con tu nariz, esquivando el beso, quería que me desearas de la misma forma en la que yo lo hacía contigo, nuevamente acerque mis labios a los tuyos pero fui directo a tu oído, dejándote sentir mi respiración agitada, y lo conseguí, sentí como tus pequeñas y delicadas manos tomaron con fuerza mi rostro y lo condujeron nuevamente hasta el tuyo, me miraste y sin tiempo siquiera a pestañear sentí tus cálidos labios posarse junto a los míos, me dedicaste nuevamente una mirada cómplice y te abrí paso, dejando entrar tu lengua deseosa de jugar con la mía. Tantas veces te había soñado de la forma en que te tenía en este momento, pero no se comparaba, mirarte y sentir lo que solo tú me provocabas era mejor que cualquier fantasía. No importo la falta de aire, importaba el momento, sentir el calor de tu pequeño y frágil cuerpo junto al mío, las contracciones de cada fibra de tu ser, tu pulso, tu respiración, la forma en que tus manos acariciaban mi rostro mientras bebía de aquel néctar que tus besos me proporcionaban.
Alejaste mi rostro y tu mirada brillosa detuvo el tiempo, y nos envolvimos en un tranquilizante silencio. –Te amo. – Pronunciaste un tanto agitado y mi corazón sintió aquello que nunca había experimentado, aquella cálida sensación de saber que yo podía y te hacia feliz, que solo existíamos nosotros dos, desdibujándose lo que a nuestro alrededor había, aquel sentimiento de omnipotencia que alguna vez había sentido desapareció, siendo reemplazado por una fuerza capaz de sobreponerse a lo que se me pusiera en frente, sabiendo que tu mano tomaba la mía, me sentía capaz de incluso luchar hasta con la muerte. Te sonreí.
-Mi ChangMinnie, yo… te amo, siempre lo hice.– Te besé, esta vez fui yo quien lo inicio, y tu respondiste aquel beso como si pidieses mas de mi. Cambiándome de lugar y quedando tú arriba mío.
-Hazme aquello con lo que siempre sueñas. - Dijiste en mi oído débilmente cuando tomabas aire debido a la agitación que poseías. Sentí como tus labios encontraron mi lóbulo guiando tus dientes los cuales no dudaron ni un segundo en morder aquello que siempre te había pertenecido. Tu Seguiste bajando tu boca por todo mi pecho hasta llegar a mi obligo el cual delineaste con pequeños besos para volver a posarte en mi oído. – Hazme el amor Yunho – pronunciaste y en un abrir y cerrar de ojos ahora era yo quien te tenia atrapado debajo de mí. Me abriste paso y entre, descubriéndonos ambos, conociendo aquello que nadie había explorado antes, me sentí el hombre más afortunado del mundo, te volví a besar, diciéndote con mis labios las cosas que siempre quise decirte, dándome cuenta que a veces las palabras parecen sobrar cuando se está al lado de la persona que se ama.
No puedo amarte...
Por ti, tengo que curar mi propio corazón.
Mi instinto p-a-t-e-a, me doy vuelta a mirarte...
Desperté al notar como el sol se filtraba por unos pequeños agujeros de la ventana, impactando directamente en tu rostro, el cual se veía más blanco y angelical que de costumbre. Mi mano no se contuvo y fue directo a acariciarte, pero vi aquella foto en tu mesita de luz, y mi mano se detuvo, ¿Qué había hecho? Había puesto mi amor por ti antes que mi amigo, el no merecía todo lo que había pasado, me sentía sucio, sentía como si hubiese jugado contigo y con él, mientras las imágenes de lo ocurrido pasaban en mi cabeza y se repetían una y otra y otra vez. Agarre mi cabeza y me ahogue en un grito silencioso, uno que ni tu pudiste oír, acompañado de dolorosas lagrimas. Tome mis cosas, y sin hacer mayor ruido me fui, contemplándote por última vez, prometiendo olvidarte y dejar mi amor por ti en aquel mismo cuarto donde por una noche había sido feliz.
Las sabanas se mezclaban con el blanco de tu piel, mientras una sonrisa se marcaba en tus labios, pero por una vez debía ser fuerte, no podía caer ante ti, menos ahora “piensa en Siwon” me repetía a cada segundo que pasaba.
Parecía arte de magia cuando mire a mí alrededor y me vi, en lo que parecía ser una pequeña playa abandonada. Entendí lo que sucedía, me había alejado de ti, dándote tu espacio y dejándote ser feliz junto a la persona que amabas.
¿Qué camino debo seguir?
No tengo objetivo... (¿Que debo hacer?)
Paso un año más, y sigo en el mismo lugar en el que desperté aquella mañana, todas las tardes me asomo a la ventana de la pequeña cabaña que compre para mí, la cual aun siento grande. Admito que conocí gente nueva, pero no podía llegar a mas de eso, conocer, aun todavía tu rondas en mi mente, aun sin saber de ti o de alguno de los chicos, la última vez que hable con Changmin fue hace 5 meses tal vez, pero él sabe que no quiero ni escuchar tu nombre, si, lo sé tal vez lo hago más difícil de lo que parece, si por dentro me muero de las ganas de saber que estas bien. Pero es por eso mismo, no quiero ser partícipe de tu felicidad y mi desdicha. Ya ni siquiera escucho la radio o la televisión, ni revistas leo, todo eso me lleva a ti… Me pregunto qué hubiese pasado si ambos nos hubiésemos conocido antes ¿Podrías haberme llegado a amar? ¿O las cosas serian como ahora?
Tomo una de las tantas cartas que se encuentran sobre mi mesa, cartas que tienen más de 6 meses algunas, el miedo por encontrar algo tuyo me aleja, y entonces prefiero no tocarlas, pero veo una que nunca había abierto y tendría que haberlo hecho… Leo el remitente y veo que es del más pequeño, MinHo, tomo la carta en mis manos y comienzo a leer. Mi cuerpo comienza a experimentar cambios con solo leer las cosas que en ella están plasmadas. Mi corazón se oprime, y mi pulso baja considerablemente mientras llanto de culpabilidad comienza a apoderarse de mí. – No es posible. – Me digo a mi mismo aun sin salir del asombro. – Es mi culpa – Me recrimino. Miro a mi alrededor, como si me sintiese atrapado comienzo a tirar las cosas al suelo, rompiendo cuanta cosa se me cruce delante, ahora mis lagrimas se tiñen de bronca acompañados de gritos desgarradores, tratando así de sacar el dolor que ahora cargo conmigo.
Salgo corriendo de aquel lugar, solo el cambiante color del atardecer me observa, me encuentro en mi peor momento, siento como si estuviese muerto en vida, ¿De que servía todo ese oxigeno que respiraba si tu ya no estabas? La gente que en la playa se encuentra comienza a mirarme extrañado mientras murmullos entre ellos llegan a confundirme, haciendo que mi cabeza de miles de vueltas mientras caigo sobre aquella arena media caliente media fría y vuelvo a acercar aquel trozo de papel y releo tratando de engañarme a mí mismo de que todo aquello es mentira "Changmin, el ah estado realmente débil últimamente, ah bajado de peso considerablemente, ya no come ni pronuncia palabra alguna, y su mirada se haya perdida en vaya saber qué lugar, parece como si él no estuviese aquí con nosotros, fue internado hace un par de días, debido a la desnutrición que cargaba, llego a pronunciar tu nombre antes de caer dormido debido a todos los calmantes que le dieron ese día…hay muchas más…” Trate de seguir leyendo pero mi vista estaba empapada de tanto que me contenía, millones de rostros desconocidos se acercaron a mirarme, nuevamente me sentí ahogado, saque fuerzas de donde no tenia y comencé a correr, corrí y corrí hasta llegar a un desolado lugar. y me quede ahí, tirado como un vagabundo, mientras las lagrimas terminaban de consumirme, si el destino te había llevado tendría que llevarme a mi también, era lo justo, que sentido tenia vivir si tu ya no pertenecías a este mundo.
No puedo amarte...
por tí, sigo teniendo fe en mí.
Algún día, podre decirte A-m-o-r.
Tome las pocas fuerzas que me quedaban, quería irme contigo, arrastrando mis pies sobre la arena llegue al filo de un montón de rocas, me concentre, tratando de recordar cada momento que viví contigo, el tesoro más grande de mi existencia. La única cosa que me daba fuerza día a día con solo pensarlo bien. Me persigne, mire por última vez aquel horizonte ya más oscuro e hice mi último pedido, encontrarme nuevamente contigo, cerré mis ojos, y mi cuerpo comenzó a hacer lo suyo – no me dejes. – pronunciaste en mi mente.
-No lo haré – extendí mis brazos, pero una mano me impidió continuar.
-No lo hagas – Dijo tu voz, volteé y allí estabas, con lágrimas que recorrían tu hermoso rostro, nublando el brillo único que solo tus ojos tienen.
-Tú no eres real. -Trate de negarte, haciéndome creer que eras una ilusión mas, como todas aquellas que me habían asechado desde que me había ido. – ¡Vete! – le grite a tu sombra.
-No me iré. – Me dijiste mientras más lágrimas brotaban de tus ojos, tiraste de lo que quedaba de mí, llevando mi cuerpo hacia el tuyo, mientras tus brazos me rodeaban en un abrazo que no correspondí, y tu llanto mojaba mi ropa.
No puedo amarte...
No puedo detener mi amor.
No puedo detener mi amor.
No puedo esperar más.
No puedo detener mi amor.
-¡Dejame! – Te reclame con la poca voz que me quedaba. – ¡Déjame morir en paz! Al menos una cosa quiero hacer bien en toda mi vida.
-No quiero. – Dijiste entre lagrimas. – si tu mueres yo… moriré contigo. – Apretaste con más fuerza mi cuerpo. – ¿Que no lo entiendes? Mi ser te pertenece, si te vas, nos iremos los dos.
-Mi Changminnie, tu no serias capas. – Dije aun en esa posición, el no sentía lo mismo, yo lo amaba, el me quería como un hermano, que sentido tenia eso. – No quiero que hagas algo por culpa, bastante tengo con verte en este estado, mírate, no eres el mismo. – Tus manos me tomaron de los brazos y me alejaste lo suficiente como para poder vernos.
-Yunho – Dijiste secando las lagrimas que no paraban de salir. – Estar sin ti, es como estar muerto en vida. – Me dedicaste una pequeña sonrisa, mientras tu vista seguía fija en la mía. – Yo te amo. – pronunciaste y tus labios buscaron los míos, haciendo que mi corazón volviese a latir como hacía meses no lo hacía, pues mi pulso había quedado en la cama donde una vez te había hecho mío, los había olvidado, pero en su lugar había latente algo más poderoso, mi amor por ti, Mi Changminnie.
Quiero amarte...
No puedo detener mi amor
No puedo detener mi amor
No puedo detener mi amor
~Fin~