We love Homin~

sábado, 23 de agosto de 2014

Drabble: Quiero un hijo -Homin fanfic-


Drabble: Quiero un hijo [Homin]


—"Quiero un hijo."

Con esa odiosa frase habían comenzado los días de Changmin desde hacía aproximadamente un mes.. Y es que de todos los años que había compartido junto a su pareja, y pese a saber del amor que profesaba el mayor por los niños, el nunca espero escuchar aquello, al menos no tan temprano y es que el más joven no creía tener cualidades paternales como para afrontar tal situación.

—Quiero un hijo, Changdollie... —Repite el mayor en la cama apenas notó como el bulto que el menor era comienza a moverse bajo las blancas sábanas. El aludido cierra los ojos, una mueca de exasperación se dibuja en sus facciones. ¿Por qué de todos los hombres que existen en el mundo, se fue a fijar en alguien que tiene complejo de conejo? 

—Tal vez eres muy iluso... —susurra olvidando por unos momentos que el de cabellos negros aún continúa junto a él.

—¿Por qué? —pregunta, y es que realmente desea formar una familia. Pronto a cumplir sus 30 años, lo único que desea es poder disfrutar de sus hijos en lo que aún conserva su salud. Con lentitud su cuerpo se acomoda sobre el del más joven y todas las alarmas que en este existen se activan y es que comienza a despertar, a darse cuenta qué, desde hace un par de semanas que su esposo no se cuida para con él. ¡Mierda! ¿Cómo es que había caído en su juego?

Quizás en otras circunstancias, y luego de pelear un par de minutos -en esa especie de juego sexual previo al hecho en sí- habría accedido a ese espectacular sexo que solo Yunho podía darle. Pero ahora, ¿Cómo no sentirse una chica? —Eres injusto. —Pronuncia el menor, abultando sus labios en lo que el líder entiende que es una mueca de enojo, pese a realmente verse adorable así. Tal vez por eso y lejos de enojarse, el mayor prefiere reír y luego simplemente atrapar sus labios. —No eres tu quién lo llevaría.


—No soy yo quién se verá adorable todo gordo... —Comenta Yunho, dejando que sus labios se instalen en esa porción larga del cuello ajeno, besando con lentitud cada parte de su dulce piel. Él sabe como nadie, como romper con las defensas contrarias, así como también hacer cambiar al menor de parecer. Después de todo, sabe que la debilidad de Changmin, es él.

domingo, 6 de julio de 2014

OneShot: Dolores



Fanfic: Dolores.
Clasificación: one shot.
Couple: Homin -como siempre-
Sinopsis: Changmin está adolorido, Yunho no ayuda mucho.



—Yunho... —le llama en la oscuridad de la noche, sabiendo que el mayor se encuentra detrás de él. Incluso puede escuchar su respiración desde donde está. —Yunho.

Sabe que su voz suena más baja de lo que realmente es y quizás por eso el mayor no ha reaccionado. Voltea, y allí lo ve. Quizás en otras condiciones se habría horrorizado al ver como la poca claridad que entra por la ventana se refleja en la extraña mueca con la que su hyung duerme por las noches. —Hyung... —murmura, tomando uno de sus brazos, moviendolo, para que despierte. Duele mucho.—¡Qué te despiertes, joder! —Termina por golpearlo, y es que el mayor despierta la poca paciencia que tiene.

—¿Qué? ¿Qué sucede? —pregunta con la voz rasposa, sin poder enfocar con claridad la silueta junto a si, por lo que con rapidez, su mano viaja a la mesita de noche, intentando así encender las luces, y así encontrarlo, más pálido de lo normal, con ojeras, y sujetando su propio estómago, —¿Minnie? ¿Estás... Bien? —Si, sabe que es una pregunta estúpida, pero su mente aún duerme. Siempre fue así, de distraído, más sin embargo y pese a todo, su cara expresa la preocupación que siente al ver al más joven de los dos en aquellas condiciones. Y lo sabe, el menor no es alguien que despierte porque si.

—Duele... Mucho... —pronuncia, acercando lo más que puede sus rodillas a su propio estómago, adoptando una posición prácticamente fetal. —Necesito.. algo que tomar... No lo se... —Entreabre los ojos apenas, encontrándose con el mayor allí, observándolo. "Tan lento". Piensa y nuevamente le golpea, esperando así reaccione para algo.

—Ya, ya entendí... —Se levanta con rapidez, y así, descalzo como se encuentra, se dirige al baño, donde el botiquín se encuentra. De memoria sabe las cosas que allí hay, quizás porque el menor, y esa obsesión por ser precavido lo han obligado a memorizar en que compartimiento hay cada cosa. Ahora entiende que de algo sirvieron todas esas clases que el más alto pareció darle, indirectamente mientras ambos veían televisión. Busca un poco de agua, y vuelve con esta a donde el cuarto, encontrando a su pareja con los ojos cerrados. Parece tranquilo, pese a soltar quejidos cada tanto.—Changdollie... Bebé... —Musita contra su oreja, a diferencia del otro, sus tácticas parecen ser más dulces, en donde las palabras van acompañadas de caricias, por sobre su frente y cabellos, y finalmente por su cuello, porque sabe que ese es el punto débil del otro. —Gordito.

—No estoy gordo —Se defiende, con ainco, clavando los ojos en las orbes del mayor, y posa ambas manos sobre su pecho, empujándolo hacia atrás, al darse cuenta de la cercanía que ahora entre ambos existe.— Haz lugar, necesito espacio para respirar. —Le quita el vaso y luego las pastillas, en silencio, llevando estas con rapidez a su boca, como si de aquella forma todo pasase más rápido de lo que realmente será. —No me mires, me incomodas.

Yunho sonríe, pese al dolor el menor parece mantener ese "humor", como el le ha llamado a la personalidad directa y pensante que su pareja parece tener.—¿Necesitas algo más? —Pregunta, recibiendo una negativa por parte del otro. —¿Quieres que llame al médico? ¿A tu madre? Si quieres vamos al hospital aquí cerca. —Propone tomando lugar en la punta de la cama que ambos comparten por las noches.

—¿No crees que exageras? —Cuestiona el más joven, cubriéndose nuevamente, esta vez incluso su cabeza, dejando solo a la vista sus oscuras y grandes orbes color café.— Es un simple dolor de estómago. La diestra del mayor viaja a donde se encuentra el estómago contrario, y comienza a frotar su panza, por encima de las telas que cubren el enorme bulto que ahora su donsaeng es. —Que...¿Qué haces? —su voz suena desesperada, y aun que intenta removerse, su dolor es tal que simplemente se queda quieto, pese a encontrar estúpido lo que el mayor hace.

—Sh... Es mágico, mamá lo hacía con JiHye y conmigo cuando nos dolía —Comenta, con tranquilidad, rememorando aquellos dulces recuerdos que tiene de su infancia. Changmin se pregunta si es verdad lo que está viviendo, también si el mayor realmente tiene la edad que dice tener.

—¿Es broma? —pestañea, incrédulo, y en cambio recibe una simple negativa. Definitivamente, el otro es inocente cuando quiere. Ríe, y sus ojos se vuelven asimétricos solo por eso, y el simple hecho de que su mejilla se encuentre aplastada contra la almohada hace que aquel simple detalle de sus ojos se vuelva más obvio que en otras circunstancias.

—Es verdad, realmente dejaba de dolerme luego de sus mimos. —Le sonríe, conforme su mano continúa moviéndose por aquel abdomen, con calma, creyendo que así le está haciendo un bien. —Sana, sana colita de rana... Si no sana hoy, sanará mañana. —Canturrea por lo bajo, con esa dulzura que su voz expresa, y el menor sabe que su novio realmente cree que eso es así y sin embargo no le sorprende, teniendo en cuenta que no fue hasta los 13 que se enteró que Santa Claus no existía realmente. 

Changmin suspira, relajado, dejándose hacer.—Yunho.. —Musita, sediendole su lugar en la cama, para él pasar a ocupar el que normalmente ocupa el otro, y así le da a entender que solo quiere continuar durmiendo.—Ya pasó. —Informa esperando por su hyung.

Y Yunho es obediente para con Changmin en ese sentido, acomodándose boca arriba sobre el colchón, estirando su brazo para buscar el cálido cuerpo del más alto, notando como este silenciosamente llega hasta él, y acomoda su cabeza sobre su pecho, y su respiración comienza a morir contra su piel. —Te lo dije... —Comenta con gracia, rodeando con ambos brazos a su compañero, su voz connota emoción.— Es mágico.

El menor ríe, más prefiere quedarse en silencio, pues pese a todo, es la inocencia del mayor lo que más le hace quererle. Prefiere pegarle, con suavidad ahora, y siente como bajo la palma de su mano, los músculos ajenos se contraen. Quizás no fue tan dulce como esperó aquel golpe. —Mejor duerme, hyung. —Comenta, moviendo su cabeza, y cierra los ojos, estirando su mano para apagar la luz que el mayor prendió minutos atrás. 

—¡Lo sabía! Funciona. —Continúa el más grande, recibiendo nuevamente un golpe, sabiendo que el otro solo quiere dormir. —Ya, ya... buenas noches gordo.

—¡Que no estoy gordo! Y yah, duérmete si no quieres te mande al sillón.—amenazá, sabiendo que eso bastará para que el otro se calle...al menos por un par de horas.

FIN.


lunes, 30 de junio de 2014

Drabble: Las 5 cosas de Changmin



Fanfic: Las 5 cosas de Changmin
Couple: HoMin
Clasificación: Drabble, One Shot.
Terminado: Si.
Sinopsis: Yunho y un diálogo bastante raro.


03.08.2011
Querida libreta.
Amiga mía.
¿Libreta?
Hola Yunho, soy yo, Yunho.

—No —murmura a medida que escribe, concentrado, con el ceño sumamente arrugado, pero lejos de denotar enojo, tan solo busca expresar concentración. Nuevamente comienza.

¡Hola! Soy yo de nuevo.

—Un poco mejor. —pronuncia expresando cierta felicidad. Si alguien lo viese pensaría que está loco, pero se encuentra solo, disfrutando de que él menor ha salido a comprar víveres para él, pues luego de un largo sermón en donde le explicó lo bueno que es hacer las compras diarias, ha decidido que Yunho debe abastecer la heladera. La heladera de ambos.

Creo que hoy me sinceraré un poco. La esposa de Mickey, como he decidido llamarle, por si alguna vez esto cae en sus manos, hace que tenga sentimientos encontrados. ¿Crees que se de cuenta de quién hablo? Kkkk yo creo que no, no hay forma de que lo haga.
Siempre he pensado que la primera dama de Disney es perfecta, pero, ¿realmente lo es? No lo se. He intentado enumerar un par de ellos.

1- Minnie mousse está obsesionada con la limpieza.
¿Es normal eso? Digo, entiendo que no soy el sujeto más ordenado del todo, pero creo que ella exagera. "YunHo has esto", "YunHo no mojes el piso del baño", "Yunho no tires tu ropa", "Yunho la pasta de dientes". 
Me pregunto cuantas veces al día dice mi nombre. ¿Será que está obsesionado conmigo? Tampoco es que siempre sea yo así, lo juro, estoy siendo objetivo con esto.
Aún no entiendo como con tanto orden que lo rodea, su cabello suele ser un completo desastre.
Punto para Yunho.

2- Desarrolla un apego emocional hacia ropa que ya le queda chica.
No se si esto es realmente algo malo, pero debo quejarme. Muchas veces me lo he preguntado. ¿Es que a caso no se da cuenta que esa camisa ya no le cierra? Kkk no creo que sea porque engordó, él nunca engorda, por mucho que coma. (Luego hablaré de ello.) Muchas veces le dije que la ropa que le queda pequeña debería de donarla si es que aún está en buenas condiciones.Pero la esposa de Mickey no parece querer desprenderse de esas cosas que, hace más de 3 o 4 años no le entran. Kkk Ah, aún así es bueno ver como se las ingenia para usar sin que alguien note el porqué su camisa no cierra. Me pregunto si sus fans se habrán dado cuenta ya.

3- Me hace pagar por sus cosas.
¿Es normal esto? Muchas veces me he preguntado que hace con su dinero. Siwon dice que ella me invita para que yo pague, pero dudo mucho que eso sea así, aun que es verdad que yo he pagado, pero ¿Qué culpa tengo yo de que ella olvide su billetera? Claramente esas cosas le suceden a cualquier persona, y ella es humana también. 
Sin embargo, el escuchar sus "Hyung paga", "Hyung dame dinero", "hyung compra eso por mi" en el freeshopp, me hacen replantear en qué gasta su sueldo. ¿Será que tiene deudas?
Algún día olvidaré yo la billetera.

Ríe de solo pensar en esa situación, definitivamente se convence de hacerlo alguna vez. Su mano abandona el bolígrafo y busca en sus bolsillos, sin encontrar aquel contenedor de dinero. —Changmin-ah... —Se queja sin poder creer que nuevamente el menor le ha quitado la billetera.

4- Me controla.
"¿hyung a donde vas?" "¿Con quién vas?" "¿A que hora vuelves?" "¿Aun no vuelves?" "Tenías que estar aquí hace 2 minutos, ¿qué haces que aún no llegas?" "Yunho responde." "Maldito infeliz contesta". Eso sin sumar las 103 llamadas perdidas que puede hacerme en cuestión de pocos minutos.
Ella dice que la ignoro si hay más personas. Cree que si le hablo y hay alguien más estoy mirando hacia otro lado que no es en su dirección, me golpea por eso, luego arruga su ceño y abulta sus labios, recriminándome cosas imaginarias. Yo nunca le daría mi atención a nadie más, pero a veces, debo saludar a mis superiores.
Minnie Mouse me golpea si le sonrío a alguien, yo no logro entenderle, no se si quiero hacerlo.

5- Todos sus defectos son sus mayores virtudes.
Al menos para mi es así. Eso es la cosa que más me molesta de ella, que me enamoró en base a sus defectos y por eso, las cosas que nombré, no terminan siendo si no, más que lo que me gusta de ella. ¿Entonces qué debería decir de Minnie Mouse? No tiene defectos. Tan solo tiene ese algo que a mi me ciega, en donde incluso sus golpes me saben a amor.
Estoy loco.
Chang... ella me vuelve loco.
Ella hace que no quiera mirar más allá de donde se encuentra.
Ella hace que le ame.


Deja de escribir, se estira en su lugar. Suelta un pequeño quejido, sinónimo de cansancio.

Se levanta, prefiere ir hacia el balcón del departamento que ambos comparten, su sonrisa aún es grande, sus pensamientos sobre el menor lo hacen perderse en la nada misma, tan solo importa Changminnie.

Suspira, la noche parece calma. Se sobresalta, adolorido cuando un golpe lo sorprende por la espalda. Sabe de quién se trata, más no entiende por qué. —¿Así que soy un ella? ¿Un ELLA? —Sonríe notando lo inteligente que es el menor para darse cuenta de quién hablaba. Un nuevo golpe. —Y esto por decirme histérico y posesivo. —Nota como el menor se da por vencido con rapidez, parece cansado. —En fin, ¿qué cenaremos?

Ahora Yunho sabe, que tiene más motivos para amarlo que para encontrar cosas negativas de él. sus comisuras nuevamente se curvan, ya sabe sobre lo que escribirá.

domingo, 29 de junio de 2014

Drabble: No me beses.


Título: No me beses.
Clasificación: OneShot, Drabble, Yaoi PLZ
Couple: HoMin
Sinopsis: Yunho quería un beso, Changmin solo lo quería lejos de él.

—Changmin-ah, dame un beso.

—No.

En eso se habían basado las conversaciones de ese día.  Donde un Yunho carente de afecto reclamaba por aquello que su "dulce" novio a diario le negaba. Su relación no era normal, quizás jamás lo había sido, ni si quiera cuando intentaban ambos hacer el amor, y eso a Yunho, le gustaba.

—Mi beso —Pidió Yunho con esa sonrisa que, inconscientemente hacía que una de sus comisuras se alzara más que la otra. ¿Cuantas veces lo había pedido ya? Daba igual, parecía nunca cansarse de las negativas que el menor tenía para consigo, ni siquiera le molestaban los golpes que tan cargados de afecto venían por parte del otro cuando intentaba acercarse, o simplemente tocarlo. Estaba tan acostumbrado a todo lo que el estar con Changmin conllevaba, que para él, aquello, era un mundo color rosa.

Lo observó por el espejo que ambos compartían en aquellos momentos, y a diferencia de lo que su rostro expresaba, el menor solo demostraba lo cansado que se encontraba, o mejor dicho, lo perturbado que ya se sentía a esas horas del día. —¿Por qué coño sigues insistiendo, hyung? —Cuestionó aún cuando intuía lo que el mayor podía decirle. El mayor se movió por el camerino hasta la puerta, y el más alto tan solo lo siguió, con la mirada por aquel enorme cristal que cubría de punta a punta la pared frente a la cual se hallaba parado.

—Es obvio ¿no?  —Colocó traba a la puerta, y desde donde se encontraba pudo percibir el pánico que eso provocaba en el más joven y que, parecía incrementarse a medida que sus pies lo acercaban a él, por detrás, hasta encontrarse abrazándolo por la espalda, compartiendo distintas miradas a través del reflejo que frente a ellos se proyectaban.

Sus formas de amarse eran tan distintas, que simplemente encajaban la una con la otra, porque ambos sabían, que pese a ser opuestas se complementaban, haciendo que uno encontrase en el otro, aquello que les faltaba.

 —No, a no ser que yo lea tu mente. Explícame. —Pidió el menor, cruzando sus brazos por delante de su propio cuerpo, mientras una de sus cejas se alzaba, nerviosamente, debido a la poca paciencia que con el mayor tenía.

—Me gusta que me niegues las cosas. —Comunicó un tranquilo líder, ignorando como siempre, aquellos síntomas nerviosos que el menor comenzaba a mostrarle, como la forma en que sus labios se movía pese a no decir nada, o el ruido de su pie golpetear contra el piso donde ambos se hallaban. Yunho se había vuelto con los años, un maestro para ignorar aquellas cosas que Changmin a veces parecía mostrar, y que eran las mismas que al menor le molestaban, sabiendo que eso justamente, era lo que el mayor adoraba de él.—Mientras más me dices que no, más las quiero, se vuelven una necesidad —finalizó por lo bajo, debido a lo cerca que sus labios se encontraban de aquella oreja.

—¿Entonces si te doy ese maldito beso dejarás de molestarme? —Sus pelos estaban de punta, joder, ¿Cómo alguien podía sacarlo tanto de quicio? El mayor debía ser alguna especie de enfermo para ver justamente sus cosas malas y aún así amar aquello de él. Se volteó con rapidez y tomó su rostro, depositando eso que el mayor tanto había querido —Ya está. No molestes más. —Finalizó, intentando apartarlo de él, más sin embargo el mayor afirmó más aquellos brazos que le rodeaban, dejando que sus pechos y cada parte de su cuerpo se encontrasen, incluso sus propias bocas, de la forma más suave y dulce posible. Cada roce, cada pequeño movimiento, le quitaban no solo el aire, también las fuerzas de luchar contra él.

Sus brazos rodearon el cuello del mayor, y fueron sus labios quienes aceptaron la iniciativa del mayor. Definitivamente Yunho era un gran besador. Su lengua se acoplaba tan bien a la suya, y el calor de su vaho tan solo lo hacían volver loco, mandando a la mierda cada negativa que podría haberle seguido dando durante lo que quedaba de aquel día. Definitivamente, cada "No" era positivo si así lograba que Yunho lo besara de esa forma.


Y eso le gustaba también a él, la insistencia del mayor para con él, el saber que no se rendiría ante lo que él podía decir. Porque sabía que él jamás sería capaz de llevar a la práctica con YunHo, aquellos impulsos que al otro solían dominarlo. Porque pese a Yunho expresar abiertamente que lo amaba, Changmin tan solo prefería aquellos roces que podía darle, a escondidas, donde la timidez que escondía bajo sus acciones no importaban.

—Estúpido.—musitó algo agitado contra la boca del mayor, debido a la falta de aire. El mayor río, con ese timbre infantil que tan solo provocaba que sus ojos se volvieran dos finas líneas.

—También te amo, Changminnie.

Fin.


jueves, 24 de abril de 2014

"Goodbye for now" - Homin


Después de mucho volví. Lamento haber tardado tanto, incluso aún debo actualizar cosas de enero. Pero, me tomé un momento para hacer esto, que venía teniéndolo en mente desde hace tiempo. ¿Porqué? Porque no acostumbro a este tipo de historias, así que simplemente dije que debía hacerlo. Gracias Lupp'z <3 kkkkk nunca pensé que me llevaría tan bien con alguien como con vos, así que, como decís que te hago llorar, esto va dedicado para vos.
Espero les guste, y bueno, como dije, lamento colgarme tanto para actualizar cosas, por eso por el momento, espero llenar un poco ese hueco que he dejado con mi otro fic. <3

One Shot: Goodbye for now.



Estaba consciente. Cada paso que daba rumbo a aquella oficina lo acercaba más al final de todo, a esa despedida donde no había lugar para un reencuentro más después de aquel. ¿Por qué todo tenía que acabar así? Si hubiese dependido de él tal vez, habría dado todo para intercambiar los roles, pero sabía que ni aun que volviese el tiempo atrás, podría revertir la situación, aun que quizás si los actores principales.

No había sido un romance de película, a pesar de lo romántico que uno de ellos era. Tampoco existieron hiatus en el tiempo donde el mundo se pintara de rosa y solo ellos importaban. El mayor era tan solidario con el mundo, que su felicidad había sido insertar a Changmin en ese mundo que él conocía y habitaba, y Changmin había sido tan feliz de pertenecer a la vida del otro, que a pesar de ser algo posesivo, disfrutaba de simplemente verle sonreír.

Se conocieron 2 otoños atrás, cuando el cielo se volvió negro y el viento azotó la ciudad, anunciando la pronta caída de agua. No había sido nada de otro mundo. No cuando tan solo ese momento se había visto reducido a una simple mirada, quizás debido a que ambos caminaron hacia el mismo café. Uno porque trabajaba allí, y el otro, porque le habían recomendado un postre que solo allí se vendía.

Pasaron 6 meses desde ese primer encuentro, mismo que se repetía todas las tardes, sin una sola falta por parte del mayor. No sabía que era, pero él ir y beber de aquel café que la casa vendía se le había hecho una rutina, una de las más placenteras a pesar de en su interior, “odiar” aquel líquido color oscuro. Todo eso Changmin lo había descubierto cuando la relación entre ambos se había oficializado. Yunho era definitivamente, el sujeto más raro que en su vida conoció.

-Ya estás aquí – dijeron a sus espaldas, y una mano ajena a la propia reposó en su hombro, trayéndolo a esa dolorosa realidad que tras cruzar esa puerta les alejaría. Tan solo asintió, no tenía ganas de hablar, tampoco de sonreír, solo quería detener el tiempo  y dedicarse a esperar. ¿El mayor le esperaría a él si todo no hubiese sido de esa forma? Bajó la cabeza, y se dejó caer en un lugar, notando como su mejor amigo se acomodaba junto a él. Agradeció que no le hiciese aquella estúpida pregunta sobre su ánimo, no estaba bien, desde hacía 3 meses no estaba bien y sabía que en el futuro tampoco lo estaría. Incluso si se separaban, aquel anillo que en su dedo anular descansaba, no sería removido.

Si pudiese volver el tiempo atrás.. ¿Qué habría hecho? Tal vez se arrepentía de no haberle dicho al otro todo lo que sentía, de no haber sido bueno comunicando la felicidad que tenía de saberse con un hombre como Yunho. Incluso le habría agradecido el hecho de que, a pesar de saber solo expresar las cosas negativas de su vida, el mayor nunca le reprochase nada. Siempre había estado para él, en los buenos, en los malos e incluso en esos que quería o necesitaba pasar solo. No había día en que YunHo cambiase su agenda tan solo para verle.

Bajó su vista, dejando que se perdiera en esos oscuras lozas que cubrían de una forma para nada agraciada aquel largo y ancho corredor en el que se encontraba, incluso la palabras que su amigo se encontraba diciendo en esos momentos se escucharon lejanas, tan solo esperaba una señal, algo que le dijese que aún quedaba alguna pequeña esperanza. E incluso así, sabía que se mentía. Jamás lo recuperaría, jamás volvería a tomar su mano, a besarlo, a esperarle despierto por las noches hasta verlo aparecer y así buscar refugio al dormir, en el calor de su cuerpo y el tranquilizador sonido que el palpitar de aquel pecho.

Sintió como la enorme puerta de madera se abría y la persona que emergía de ella, le dedicaba una melancólica seña, avisándole que podía ingresar. Tomó aire, de la forma más cortada posible e hizo fuerza, para no derrumbarse allí mismo, para que las lágrimas no volvieran borrosa la última imagen que tendría de aquel ser al que tanto había amado, al que aún amaba, pese a todo y al que, difícilmente lograría olvidar. Porqué no quería hacerlo, no podía cuando tan metido en él lo tenía, cuando cada célula de su cuerpo le pertenecía al otro.  Tomó su mano, con miedo, intentando sobreponerse a ese temblor que recorría cada célula de su cuerpo. ¿Por qué de todos él? Habría dado lo que sea para encontrarse en su lugar y en cambio regalarle a aquel hombre más tiempo, para que viese la lluvia caer en la ciudad, para que sus sonrisas se multiplicaran, y para que él, sobre todo, no se sintiera así. Hubiese preferido que perdiera la memoria a verlo en ese estado, al menos de esa forma, habría logrado vivir sabiendo que la persona que amaba y él, compartían el aire, y que a pesar de todo, era feliz.

Las lágrimas rodaron por sus mejillas de solo pensar en todo lo que se perderían, de saber que todos aquellos planes que alguna vez habían armado juntos quedarían allí mismo, en la nada, porque cuando aquel aparato se apagase, también se apagaría parte de él, porque si el otro se iba, se llevaba su alma, esa que hacía años le había robado y que él tampoco reclamó de vuelta. Lloró como un niño, lloró como si no hubiese un mañana, y ahora tampoco pudo parar, si no podía decirle cuanto le había amado, al menos quería que supiera, mediante el llanto cuanto lo extrañaría, cuando le haría falta, y cuan enorme sería el vacío que en él quedaría.

Una mano se posó sobre su hombro, e incluso así no se detuvo, no quiso soltarlo, habían jurado que estarían juntos siempre, incluso cuando el siempre, terminará allí. Con el dorso de su mano libre limpió sus rojos e hinchados ojos, el mundo era una mierda si él no se encontraba allí. Se inclinó con cuidado, y con los dedos recorrió cada parte de aquel rostro que tantas mañanas había observado, teniendo miedo de olvidarlo, queriendo que, los recuerdos juntos duraran un poco más y sin más, sus labios hicieron contacto con los otros, presionándolos, si existían besos para despedirse, aquel era uno, mismo que llevaba amor y dolor. –Ya es hora. –Escuchó, y asintió, sin soltar su mano pese a no querer ver como lo perdía para siempre. El doctor se acercó al aparato que lo mantenía atado a él, el que marcaba el compás de ese corazón que ahora, con cada segundo parecía apagarse y pasó, el intermitente sonido le avisó que ya se había marchado, que ninguno de los dos pertenecían al mismo mundo y que con el pasar de las horas incluso su calor perdería.

Soltó su mano, y se abalanzó sobre su cuerpo, abrazándose a él, sin querer creer cuan solo lo había dejado en aquel mundo que ahora tampoco le pertenecía a él. Gritos desesperados inundaron aquellas cuatro paredes, y pese a la fuerza que sentía hacían para alejarlo, no lo hizo, no podía dejar marchar el último letargo de aquel hermoso amor que habían tenido.

La luz de la tarde ingresó por la ventana con fuerza, pese a ser los últimos rayos del sol, terminando por impactar en su pálido rostro, ese que se veía manchado por las ojeras que adornaban sus ojos. ¿Qué sentido tenía seguir allí? Quería morirse, alcanzarlo y no dejarlo ir, estar donde él estaba, y tomar su mano, apretándola con fuerza. Estaba solo ahora, y el frío de la habitación pareció clavarse en él como alfileres, estaba tan desprotegido, y aquel abrazo sabía nunca llegaría.

Su móvil junto a la pequeña mesa de noche sonó, y entonces dejó el sonido a un lado, dejando que toda su atención se centrara en aquel sobre que, allí por encima del aparato descansaba. Tuvo miedo de abrirla, tuvo pudor cuando vio de quién era aquella letra. ¿Por qué? ¿Por qué ahora aparecía aquello? La tomó con rapidez, y sin esperar a que la duda le ganase la abrió, viendo plasmadas en aquel viejo papel la letra de la persona que tantas cartas le había enviado, y solo bastó con leer su nombre para echar a llorar nuevamente, sabiendo que al finalizar incluso lo amaría más que antes.

Querido Changmin:
Mi Changminnie, mi hermoso Changdollie. ¿Por qué lloras? Te conozco tanto… Espero nunca tengas que leer esta carta, pero si lo haces, es porque me he marchado. ¿Recuerdas cuando hablamos? Nunca te lo dije, pero ese día, algo en mi cambió. No era amor, pero las piezas que me componían se acomodaron, y el imán que resultabas terminó por atraerme más de la cuenta.

No sabes cuánto daría por abrazarte una vez más, porque prometí no lastimarte y sé que ahora estás sufriendo, por mi culpa. Yo no quiero que te recrimines nada, no quiero que pienses que no me dijiste todo, porque para mí, con verte sonreír y que tus ojos se volvían asimétricos por mí causa, era más que cualquier palabra que hubiese querido. Recuerda que para amar, no se necesitan palabras, no se necesitan arreglos algunos, solo se necesita sentir y yo siempre te sentí, y el hacerlo te grabó en cada parte de mi.

Había pasado por tanto antes de ti, que pensé que podía elegir no enamorarme, creí saber lo suficiente como para no equivocarme una vez más. Siempre fui yo quien aconsejaba a otros en temas del corazón. Pero apareciste ¿sabes cuan distinto eras de todos los que alguna vez conocí? Nunca me pediste que te amara, que te quisiera, o que simplemente te extrañara, solo me pediste que estuviese a tu lado, y fue así como mis acciones te pidieron que me quisieras, que me amaras o que simplemente me extrañaras un poco a pesar de que no pudieses expresarlo, porque tu cuerpo, o tus pequeños detalles hablaban más que tu boca. Solo quería ser feliz contigo, y que entre ambos, llenáramos aquellos vacíos que el pasado dejó en ambos. Sin embargo, aprendí que todo eso debió pasar así, porque si todos aquellos huecos no se hubieran formado, entonces nunca te abría conocido, y nunca habrías ocupado el lugar que ocupaste, ocupas y eternamente ocuparás, cariño.

Nunca me gustó como te veías a ti mismo, al menos al principio, porque yo amaba todo de ti, lo que te gustaba y lo que no. Nunca fuiste mejor ni peor que nadie, porque simplemente fuiste tú, mi Changdollie, con tus virtudes y defectos fuiste tú, incluso mientras escribo esto, estoy echando de menos ese genio que tienes y que, pese a muchos considerarlo insoportable, a mi simplemente me hizo aferrarme un poco más a ti. Creo que es porque me considero un reflejo tuyo, siento que sin ti me falta algo, porque me complementas, de la misma forma en que yo te complemento a ti.

Tuvimos una historia hermosa, una de esas que pese a no ser sacadas de un libro de cuentos, era envidiada por muchos, una que parecía pertenecer a dos niños que no conocían la maldad y dureza del mundo pese a tener en el cuerpo muchas marcas de ello.  Quiero que conserves eso como uno de los regalos más lindos que la vida nos dio, porque el primero fue conocerte, y el segundo fue ese, el habernos amado.  Incluso si me voy, no quiero que pienses en todo lo que no habrá por delante, porque amor mío recuerda, los amores más hermosos, son los más cortos, y es por eso que pese a los años, todo pasó ante mis pupilas como una ráfaga, una cargada de sentimientos, de recuerdos, de sensaciones, cada una con una parte de ti.

No sabes cuan duro es para mí estar escribiendo esto, pero como te dije, no quiero irme de este mundo sin si quiera tener la posibilidad de despedirme de ti. Quiero que sepas que no me voy vacio, porque conmigo me llevo tus besos, caricias y abrazos. Perdona también por llevarme tus sonrisas, esos secretos que me contaste, o por robarte y guardar conmigo el sabor de tu piel al despertar, la suavidad de tus cabellos la humedad de tu boca y el sonido de tu voz. Nunca te lo dije, pero cuando te duchabas, muchas veces me paraba detrás de la puerta solo para escucharte cantar. Eso, también lo atesoraré. No importa cuán pesada sea mi maleta, quiero llevarme cada cosa que conocí de ti.
No quiero que pienses en esto como un adiós definitivo, piensa en esto como un hasta luego, se que en otra vida volveremos a cruzarnos, porque hay lazos que incluso son capaces de romper con el destino y acortarse, hasta volver a juntarnos.

Minnie-ah, solo me queda decirte gracias, por cada momento que estuviste a mi lado, por cada abrazo compartido, por enseñarme que un beso, puede saber distinto al anterior y seguir siendo igual de dulce, por dejarme llorar por primera vez debido a la felicidad que contigo conocí, por hacerme sentir mejor persona, por darme ese privilegio de que seas la última persona que viese al anochecer y la primera que veía cuando mis ojos se abrían por la madrugada. Tengo tantas cosas que agradecerte, y tan pocas hojas… solo quiero que sepas que mientras me recuerdes, yo viviré en tu corazón.

Y por favor, y aun que no quiera escribir esto, si algún día el amor golpea nuevamente a tu puerta, déjalo entrar, porque cuando uno ama, solo desea ver feliz al otro, incluso cuando esas sonrisas ya no nos pertenezcan, y eso quiero, mi amor, verte sonreír siempre, porque aun que eres esa flor que nació en medio del desierto, como cada primavera, necesitas seguir dejando ver el esplendor de tu rosa. Quiero que te quieran tanto o más que yo, quiero que te amen y borren el dolor que mi ausencia te dejará, quiero que te hagan el amor una y mil veces en mi lugar, y que besen por mí, cada pequeña porción de tu piel, que yo cerraré los ojos donde sea que este, para recordar lo que es tocarte. Deseo que puedas ser capaz de abrazar a alguien, y que esa persona te haga sentir ese calor que a mí me recorrió cada vez que te abracé, cada vez que probé de ti, así como cada vez que fuimos uno.

Recuerda siempre que nunca te dejaré solo, desde donde sea que esté, yo estaré cuidándote, velando por tu felicidad y volviéndome un esclavo del tiempo si así consigo que el sol siempre brille y el mundo conserve esos colores que al menos yo atribuí a la felicidad.

Por siempre tuyo. Por siempre mío. Por siempre será amor.

Te amo.
Tu Yunho.

-También te amo.


-Fin-

sábado, 18 de enero de 2014

Memorias de un gay. Cap 7



Cap 7: Tiempo nada, el tiempo no sirve.

¿Qué el tiempo cura heridas? ¿Qué ayuda a pensar y ordenar ideas? Por dios, esas son tonterías que la gente que no se tiene la autoconfianza suficiente cree. De ser así entonces yo no me habría encontrado donde me encontraba parado, y eso era estar más confundido que nunca.

Me había mudado, y eso ayudó a que yo pasase un mes y medio de esa forma, uno esquivándolo, donde sus visitas a mi casa no pasaban más allá del sonido del timbre o de uno que otro mensaje de texto que de su parte recibía. En parte no lo culpo, su obligación después de todo era el cuidar de mi ¿cierto? Aunque la mayoría del tiempo ocurría lo contrario. Quizás por eso me gané el apodo de esposa suya. Ahora, ¿En qué cabeza cabe? Yo no tengo pecho, y tengo lo mío entre piernas. ¿Sigo siendo esposa entonces? Tsk… 

Las últimas dos semanas directamente no nos veíamos, el podríamos decir estaba de “vacaciones” y yo simplemente perdía mi tiempo entrenando y grabando. Quizás si me notan más tolerable ahora es por eso, mi humor ha mejorado considerablemente, pero no, no se ilusionen, mi humor mejoró para todos menos para una persona que a estar alturas daré a llamar “el pixelado”. Y se preguntaran porque, fácil, si me tomé un tiempo lejos de él fue por eso, ordenar ideas… Si claro. Y aunque ahora no era él quien invadía mi espacio, esta vez era yo mismo quien se torturaba pensando en él y en porque mierda no me escribía.

-Deja de mirar ese móvil – Pronunció Kyu arrebatándome el aparato de entre manos con rapidez, misma que no me dio tiempo a reaccionar- Que ¿tanto miras? –me dio una mirada de reojo, misma que respondí sin mostrar sobresalto o desesperación alguna, agradeciendo en cambio, mi alto grado de coeficiente intelectual y adelantarme en el tiempo lo suficiente como para llenar el celular con contraseñas. - ¿Tienes novia a caso?

-No -me adelante apenas su pregunta finalizó, estirando mi brazo lo suficiente como para arrebatárselo y volver a ver si había algo nuevo, sin embargo nada. ¿Mi móvil andaba mal? ¿O él habría perdido su móvil? – Ya vuelvo –me levante de donde me encontraba una vez que miles de teorías sobre porque no me escribían llegaban a mi mente.

Tomé un poco de aire, y quizás la gran cantidad de cerveza que ingerí ese día ayudo, y apreté la opción llamar. No debía dudar, no debía, hasta que corté. Quizás a esas horas se encontraba durmiendo, o eso era lo que quería pensar. Sin embargo, y como el karma, y los cielos y nada me quiere, mi mano comenzó a vibrar, o mejor dicho, el móvil avisaba que alguien, claramente rogué aunque sabía que la vida no estaba de mi lado, y efectivamente divisé su nombre en la pantalla - YunHo -murmuré, tomando mi tiempo sin saber realmente si debía atenderle o no. ¿Que debía hacer? -Mh.. ¿Qué pasó? -pregunté tratando de sonar lo más normal posible, y quizás exageré, dado que con el sonido que del bar salía, el otro idiota me hacía repetir las cosas dos veces porque según él yo, hablaba demasiado bajo. -Estoy bien, solo.. Debo haber tocado algo sin querer... -respondí a su pregunta, cruzando (como nunca) los dedos para que YunHo se creyera mi hábil mentira.

-¿Estas borracho? -murmuró con ese tono de voz ronco, mismo que indicaba que quizás, se encontraba durmiendo. -¿Donde estas? Iré a buscarte.. -se ofreció, haciendo que todo mi cuerpo se tensara. 

Era absurdo, me alejaba de él para no verlo, y sin embargo todo mi cuerpo exteriorizaba en palabras el sitio en el cual me encontraba. Mi estómago tuvo un vuelco, y a pesar de echarle la culpa al frío, sabía que mis mejillas habían adquirido ese color carmesí por culpa de lo tonto que me sentía, o mejor dicho, por cómo me hacía sentir el. -Maldito YunHo -murmuré.

A veces pienso que el cuerpo no responde a las órdenes que de mi cabeza salen. Muchos pensarán que estoy loco, incluso mis amigos lo pensaron. ¡Dije que no lo haría! y sin embargo de un momento a otro me veo despidiéndome de ellos, saliendo casi con prisa hacia la calle, allí donde ese audi negro me esperaba. Un nuevo retorcijo, y lo primero que hago es, agradecer el hecho de andar con el estómago pseudo vacío, si no, la historia habría sido otra, algo patética de solo imaginar a mi hyung sobando mi espalda mientras yo... bueno, ustedes entienden.

Mis pasos son lentos, y es que en cada uno de ellos intento buscar esa seguridad que hace.. ¿15 minutos? tenía cuando como estúpido decidí llamarlo. Nota mental: dejar de ser tan impulsivo. Tomó aire una vez junto a la puerta y me meto al interior con rapidez, con la vista al frente, tratando de creer que no me está observando, a pesar de sentirme demasiado visto. Gracias a Dios las miradas no matan, si no, debería sacarle los ojos.

-¿que ves tanto? -pregunté con neutralidad en el rostro, y con la voz tan fría que era difícil de imaginar que pensaba. Parecía enojado, aun que lejos de eso, el nerviosismo se había apoderado de mi. No obtuve más respuesta que el silencio y supuse que tampoco obtendría alguna cuando el auto comenzó a circular, y fui consciente del frío, jodido loco ¿para qué mierda tenía un auto como aquel si ni la calefacción iba a prender? Arrugué el ceño, cruzando infantilmente los brazos por delante de mi cuerpo. Debo de haberme visto gracioso ya que escuché una risa provenir de aquellos labios. Bufé por lo bajo, enserio, si las personas llevaran un contador de cuanto tiempo de vida tenían, entonces el de YunHo habría marcado segundos.

La casa era un asco, eso se pudo ver reflejado en mi rostro, cuando un pequeño tic inconsciente apareció en uno de mis bellos ojos, o como leí por allí que los llaman "el ojo feliz". Joder que el día que encuentre a quien le puso así, lo o la mataré, para que vean que hombres o mujeres, me da igual, soy igualitario en cuanto a las normas... Claro que primero morirá YunHo.

-Toma lugar -ofreció, mismo que no dudé en hacer, de ser dos hermanos, ahora éramos dos completos desconocidos, o al menos yo lo era, y es que me sentía incómodo, ¡y no era para menos! El era un hombre, yo era un hombre, y sumado a que era YunHo... ¿quién podía con eso? Mis pensamientos me hicieron tropezar, y por lo que supuse, YunHo pensaba era producto de mi supuesta borrachera, ¿y es que a caso nunca me dejaría aclarar? Sus manos se posaron sobre mis caderas, y pude sentir su respiración rozar parte de mi cuello y nuca. Mis mejillas nuevamente me jugaban una mala pasada, sin embargo y por algún motivo que desconocía no me vi capaz de empujarlo, como en otros tiempos habría sucedido.

-Estoy bien, estoy bien -le observé de reojo, acomodando con mis dígitos esos mechones que, debido al corte que llevaba, caían molestamente por mi rostro. ¿Qué esperaban? ¿Que lo besará? Oigan, yo soy yo el que come flores y monta ponies como para relatar una historia de amor.. a pesar de que tenga cierta afinidad por ese tipo de películas.

-¿seguro?

Rodé los ojos, enserio, algún día me sacaría canas este tipo, por lo que en un intento por cambiar el tema, mi lengua se soltó por sí sola, en un extraño intento de sinceridad, misma que había sido dada sin mi permiso- ¿por qué fuiste a buscarme? -solté, cruzando mis brazos, sin embargo, a pesar de mostrarme algo calmo un nerviosismo me recorrió, ni yo sabía por qué, era algo parecido a la ilusión de escuchar palabras ajenas, sin embargo se me quedó viendo, sin saber que decir, el, quien siempre tenía respuestas para todo.

-No lo sé.. -comentó, tan despreocupado, y vamos que no era el mejor actor del mundo, por eso lo supe- quizás.. Hacía mucho no te veía... una excusa supongo - encogió sus hombros, genial, me sentía el hombre más.. Quizás solo soy su fan, si, debe ser eso, me mentí.

-¿Excusa para qué? Digo.. Nos vemos prácticamente todos los putos días... -volteé a verlo, por primera vez en lo que aquella conversación había iniciado, ¿cómo podía mantenerse tan...siendo él? Mi corazón latía, era lo único que sabía en esos momentos, incluso su voz se acalló, tan solo se movían, y por primera vez fui consciente de mi anhelo, de la necesidad que representaban para mí aquel par de cerezos que tan seductoramente -según mi imaginación- pronunciaban mi nombre. 

-¿Changmin? -movió su gran y estilizada mano por delante de mis ojos, pero me negaba a cooperar ante semejante descubrimiento, sin embargo decir que me encontraba nervioso era estúpido, cuando el estar al lado de Yunho siempre terminaba causando eso.

-Cállate. -ordené, con firmeza, y sin temblor alguno en la voz, el me vio sorprendido, aun que quizás, muy en el fondo esperaba algún tipo de reacción así de mi parte, por eso prefirió no molestarme con estúpidos juegos. -¿porqué me dejaste ir? digo... recuerdo que no me retuviste -me quejé, bien, quizás parecía una novia reclamándole al novio el porqué llegaba a esas horas, lo raro era que, YunHo y yo no éramos eso.

-Lo necesitabas... -sonrió, acomodándose un poco en su lugar. Cerré los ojos, solo unos breves momentos, y dejé ir mi cabeza contra su hombro, se sentía tan confortante, que por unos minutos comencé a odiar el hecho de haber salido de esa casa de la forma en que lo había hecho. -De otra forma, no habrías venido a mi ¿cierto? -murmuró, y pude sentir una de sus manos recorrer mi mejilla expuesta, esa que se encontraba lejos de tocarlo pero que recibía esas simples atenciones. Quise observarlo, pero tuve miedo de que se arrepintiera. Bien, quizás hay una probabilidad de que Kyu le haya puesto algo a mi bebida.

-¡¿Como que venir?! -me sobresalté, mi lado melodramático, por no querer decir histérico me hizo reaccionar, sin embargo fue su tacto sobre mi muñeca, la que impidió que me alejara y en cambio ahora me encontraba sentado sobre su regazo. Mierda, esto ya parecía una novela de esas que pasan en la televisión internacional de habla hispana. Su risa resonó sobre todo el recinto y yo, de ser el poderoso y manipulador de situaciones, Shim Changmin, pasé a ser el sujeto más pequeño de la tierra, no tanto como para perderme, como en esos momentos me hubiese gustado, sin embargo el se veía grande a mi lado, debido a esa personalidad que él poseía.

-¿Puedes calmarte? Dios, a veces siento que debo cuidarme o podrías golpearme en uno de tus arrebatos- se quejó, sin mostrar emoción alguna más allá de esa odiosa pero perfecta sonrisa que siempre le había envidiado.

Me dediqué a observarlo, y vi que un corto bostezó inundó el espacio entre ambos, ¿qué hacía yo ahí cuando él quería irse a dormir? Uno de sus brazos me tomó por las piernas y el otro sujetó mi espalda, llevándome contra mi voluntad, misma que era lo suficientemente fingida, a su cuarto. Quise protestar, porque vamos, mi cuarto aún se encontraba en esa casa, pero luego recordé que la cama había volado conmigo, y en ese momento yo, dormiría con YunHo.

-¡¿QUE HACES?! ¡CÚBRETE! -ordené y debo admitir que tal vez uno que otro vecino despertó debido a mis gritos. Mi vista se fijó en alguna cosa que jamás nunca en mi vida habría mirado, como esa asquerosa alfombra que ambos lados de la cama. No me mal interpreten, pero hay que estar cegado para no ser consciente del pésimo gusto de hyung para todo lo referente a moda, artículos para el hogar... etc., etc. Junté mis rodillas, apretando nerviosamente mis dedos sobre dichas articulaciones y reí, reí de mi mismo, de lo idiota que me encontraba, del nerviosismo que nunca había sentido y ahora me atacaba.

Mi espalda se tensionó, cuando sentí el colchón mullirse detrás mío, y una mano ajena a la propia se posó sobre mi hombro- Chang.. -musitó con esa dulzura que o tenía o que yo mismo le estaba atribuyendo, tiró de mi hombro, despacio y en un intento por zafarme caí, y el encima mío, aprisionando mi cuerpo con el suyo, sintiendo el peso de su pecho sobre el mío, y el calor de su respiración recorrer de esa forma tan endemoniada mi rostro, haciendo que, como nunca, mi miembro comenzara a despertarse -...Min.